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El Barcelona disfruta y sufre para vencer a la Real Sociedad (2-1)

Muy necesitado de triunfos, el equipo de Koeman juega una hora fantástica de fútbol ante el líder, pero perdona y acaba agotado, pidiendo la hora y salvado por Ter Stegen

Messi, en el Barcelona-Real Sociedad
Messi, en el Barcelona-Real SociedadAlejandro GarcíaEFE

Algo malo o flojo tenía que tener Pedri, y su defensa blanda en un córner a Portu propició el tanto de Willian José. Se llevaba media hora de partido y de nuevo el Barcelona se veía por detrás en el marcador, por octava vez en lo que va de curso, con el antecedente de que nunca había logrado dar la vuelta al resultado. Pero en esta ocasión algo era diferente: el 0-1 fue más fruto de la casualidad que de otra cosa, porque el juego de los azulgrana estaba siendo de lo mejor del curso, con Pedri mirando hacia el otro lado y estupendo en la labor de enganche, socio ideal de Messi, para tejer varias jugadas; con ese De Jong más descolgado y ofensivo, con el trabajo de Braithwaite por la izquierda y las subidas desbocadas de Jordi Alba por allí también. Y, sobre todo, con el trabajo colectivo en la presión. Si se miran en un espejo, la Real Sociedad y el Barcelona se diferencian en que uno tiene la camiseta azul y grana y el otro azul y blanca. Intentan lo mismo: asfixiar al rival desde el saque de portero, y al conjunto donostiarra, que llegaba al Camp Nou líder de la Liga, le costaba recuperar la pelota en zona de peligro, en parte porque Ter Stegen estuvo finísimo con los pies para encontrar un compañero en largo en el primer pase. Con la apuesta de ambos el partido estaba abierto, divertido, con Messi prácticamente de centrocampista.

Había sacado tajada la Real de su oportunidad y los nervios podían apoderarse del conjunto de Koeman. Iban por buen camino, pero el resultado podía despistar. No lo hizo y antes del descanso, lograron dar la vuelta al resultado con el tanto de Alba, con la derecha, su pierna mala, y el de De Jong, asistido por el lateral izquierdo y con suspense porque desde el VAR tuvieron que tirar las líneas para ver si había fuera de juego. La celebración llegó minutos después del gol. El Barça tuvo el mérito de ser un bloque sin partirse, como le sucede tantas otras veces, para que Griezmann, Leo, Pedri, De Jong... Combinaran en paredes buscando huecos. No pudo hacer más daño la Real antes del descanso, en parte por la buena labor de los centrales barcelonistas, una apuesta sorprendente de Koeman: Araujo y Mingueza, que mandaron al banquillo a Lenglet.

Quedaba mucho partido y con este Barcelona nunca se sabe. Y la Real es un equipazo, además. Con un par de ajustes logró llegar peligro de verdad. Primero igualó fuerzas y la pérdida por lesión de Januzaj, que estaba haciendo diabluras, tampoco le afectó. En ese momento falló Griezmann un gol increíble cuando ya no había ni portero que superar. Ni él se lo podía creer, porque ese tanto hubiera supuesto un alivio para los suyos. La Real, después, se hizo dueña de la situación, con mucho balón en campo contrario, amenazante, quedando los espacios y las contras para una que pudiera cazar Messi. Ya no recuperaba el Barcelona la pelota, lo que significa sufrir. Pedri se redimió se su error en el tanto salvando otro de Isak, en el que corrigió el fallo que había cometido Mingueza. El canario se estrelló contra el poste, pero le mereció la pena el dolor.

Pasó momentos de auténtico pánico el equipo de Koeman, que no se serenó ni recuperó la posesión con Pjanic y Aleñá en el campo. Hubo ratos de una superioridad aplastante del conjunto vasco. Los jugadores de calidad del Barça perdieron el hilo conductor que pareció unirlos en la primera parte. El cansancio apareció. Y Ter Stegen metió un pie salvador ante Isak en la mejor oportunidad de la Real.