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Osasuna-Real Madrid: Demasiada adversidad (0-0)

Después de la odisea del viaje del equipo de Zidane, el partido se jugó. Hubo mucha intensidad, pero poca ocasiones

Sergio Herrera despeja de puños ante la amenazante presencia de Benzema y Sergio Ramos en el Osasuna - Real Madrid
Sergio Herrera despeja de puños ante la amenazante presencia de Benzema y Sergio Ramos en el Osasuna - Real MadridJesús DigesEFE

En una jugada en la que Lucas Vázquez dio el balón por perdido sucedió que la pelota botó y se quedó parada. El, en este partido, lateral derecho del Madrid (no especialmente afortunado, por cierto), tuvo que reaccionar sobre la marcha y volver a esprintar para que Rubén García, el rival que marcaba, no le sacase ventaja. El campo y todo lo que había sucedido antes marcó totalmente el encuentro en El Sadar. Había algunas zonas heladas, otras menos, otras mojadas, unas secas y era difícil controlar la pelota o ser preciso o rápido en los pases. El Madrid empezó helado y sin muchas opciones, tuvo un buen arranque en la segunda mitad y en cuanto Zidane quitó a Asensio y llegaron una serie de cambios que no quedaron muy claros, Osasuna le igualó.

En las condiciones en las que se disputó el choque, el equipo que busca atacar lo tiene más complicado que el conjunto que quiere defender. Así que el temporal jugó a favor de Osasuna, que sin balón se adaptó mucho mejor a las circunstancias. Nevaba a rachas en Pamplona, hacía frío y era imposible encontrar el modo de superar la ordenada y retrasada defensa que el conjunto navarro plantó en el encuentro.

Si ya al Real Madrid le cuesta encontrar el hueco en días normales, cuando las condiciones son tan adversas, es casi imposible. Lo habitual es que se deje llevar por la impotencia y acabe lanzando balones al área desde las bandas. Hubo jugadas largas en las que Ramos y Varane estuvieron más de cinco minutos en el área contraria. Y el capitán marcó al final, pero en fuera de juega, cuando ya era a todo o nada. Y acabó jugando Mariano, ya con todo desordenado y sin saber muy bien hacia qué lado podía caer el encuentro.

Le costó al Madrid encontrar el modo de jugar un encuentro de estas características. Puede que sea el partido más difícil al que se enfrente esta temporada, sin tener en cuenta al rival. Primero el larguísimo viaje en avión, con todo ese tiempo en Barajas y después con el campo en unas condiciones tan irregulares. Tocó el conjunto de Zidane, durante toda la primera parte, con parsimonia, donde quería que tocase Osasuna, aún lejos del área y más horizontal que vertical. Pero poco más se podía hacer. En los saques de esquina, bastante hacían los futbolistas con mantener el equilibrio. Llegar pegado a la línea de banda era jugarte un resbalón.

La titularidad de Hazard no mandó al banquillo a Asensio, pero sí que le cambio de banda y ahí pierde profundidad para llegar a la línea de fondo y tiene que jugar de otro modo, buscando más el centro. Suya fue la primera ocasión clara del Madrid, ya en la segunda mitad, con un control espectacular y un remate que no fue suficiente. No pudo hacer más porque Zidane creyó mejor quitarle a él antes que a Hazard.

El belga no mejoró al Madrid: quizá en otro momento, con otras condiciones, su sociedad con Benzema pueda dar más resultado. Jugar al primer toque, como intentaron ambos varias veces, era un modo seguro de perder la pelota.

En esas condiciones, Osasuna vio que los minutos pasaban a su favor y encontró en algún saque de esquina un modo de hacer daño al rival. Pese a que eran los blancos quienes movían la pelota, fue Courtois quien hizo la primera gran parada del partido tras un remate sorprendente en el primer palo.

El equipo local, con problemas este año, ató bien al Madrid al principio y le plantó cara al final, cuando vio que podía aprovechar algo del desorden general que se había adueñado del partido.

Bueno, del partido, del viaje, del tiempo y de todo en general.