Copa del Rey

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Menos moral que el Real Madrid

Sorpresa en la Copa: el conjunto de Zidane se adelantó y se dejó remontar por un Segunda B

Todo es un drama en este Real Madrid, también contra el Alcoyano: es una cuestión de actitud y de calidad, pero también de suerte y de decisiones arbitrales (pues hay un penalti a Militao excesivo). Todo eso se suma y sale el Madrid de este curso, casi siempre en el alambre, irregular e irreconocible de partido en partido. Puede ganar y también, ay, puede perder contra cualquiera. Lo peor es que no se ve a nadie capaz de romper esta tendencia suicida. Ramos es el líder, pero está con la renovación, Zidane parece hecho un lío y hay una serie de futbolistas por los que pasa el tiempo y no dan señales de variar su destino: el que conduce hacia la irrelevancia, a perder en el estreno en la Copa contra un equipo de Segunda B.

El Alcoyano es el protagonista de la frase «más moral que el Alcoyano», y ganó el partido con uno menos, pero es más doloroso la moral del conjunto de Zidane, que sólo reacciona en la urgencia, cuando ve al abismo. Antes, funcionaba y se salvaba, ahora cae.

Por eso, la ausencia de Odegaard sonó de manera tan ruidosa el martes por la tarde. El noruego no brilló cuando jugó, pero tenía buenas referencias y su papel en el equipo podría ser más importante que el de Isco. Sin embargo, las decisiones de Zizou invitan a lo contrario. Isco y Marcelo, dos de los futbolistas más señalados las últimas temporadas fueron titulares ayer: el primero empezó dinámico, pero sigue haciendo más ruido, más toques que música o soluciones. Lo de bajar a recibir es quizá una obligación o una preferencia, pero no le hace nada bien. El segundo dio el pase de gol a Militao, porque tendrá sesenta años y su toque con la izquierda será mejor que la mayoría de los jugadores profesionales, pero tampoco está para más trotes.

Es verdad que hay algo injusto en fijarse siempre en los mismos, como si Vinicius no estuviese pasando de puntillas cada vez que se le da una oportunidad, más embarullado cada día. Cuanto más ansia, menos claridad. Odriozola estuvo y sumó minutos, pero ni uno sirvió para acreditar que puede jugar en el Real Madrid. Y Mariano ni acabó el encuentro: cuando se mueve dos metros más allá de la línea del área, pues es un señor anónimo. O Lunin, que en sus primeros minutos tuvo una tendencia preocupante a despejar los balones altos dejando una sensación de inseguridad que no ayuda en el estreno.

También es injusto que se valore a los futbolistas, como está haciendo esta crónica, por un partido como el de ayer, en el que todo son complicaciones: enero, frío, España deshelándose, un campo pequeño y, encima, sin público, lo que añade al escenario más desgana. Probablemente la pregunta constante que se harían los jugadores del Real Madrid es ¿qué estoy haciendo aquí? Mejor no dar una respuesta.

Mucho más claro lo tuvo el Alcoyano. El plan era aguantar al Madrid atrás, porque, como todos, su entrenador ha visto los problemas del equipo de Zidane cuando el rival se cierra.Había que llegar con vida a los últimos minutos del choque.

Lo consiguió. Hay dos maneras de medir muchos minutos del Madrid. O paciencia o pachorra. Con el gol de Miliato al final del primer tiempo, se podía considerar que era paciencia. Tal como se desarrollaron los acontecimientos después, quizá fuera pachorra. Sólo despertó cuando marcó el Alcoyano y todo ya era tragedia. Ahí apareció José Juan, el portero de 41 años para evitar el segundo tanto blanco y también ese penalti no pitado. En la prórroga salieron los titulares (Benzema, Asensio, Kroos y Hazard) y mostró el Madrid otra cara, pero ya era contrarreloj. Tuvo ocasiones para ganar y una para perder. Perdió.

El Madrid.