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Carlos I de Mallorca reinó dos semanas

Tras alcanzar la final de Indian Wells en 1999, Moyá se convirtió en el primer español número un del tenis mundial

Moyá y Nadal se saludan después de un partido
Moyá y Nadal se saludan después de un partidolarazon

Novak Djokovic estrena hoy su semana número 312 –seis años en total– al frente del ránking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), un récord absoluto desde su instauración en agosto de 1973 que batió hace una quincena, cuando superó las 310 de Roger Federer. Desde Ilie Nastase, sólo veintiséis jugadores de trece nacionalidades distintas han encabezado la clasificación mundial. España, ex aequo con Australia y Suecia, ocupa la segunda plaza en la clasificación por países que preside Estados Unidos con tres representantes. La historia empezó con Carlos «Charly» Moyá en el desierto californiano.

La clasificación estaba apretada en vísperas de aquella penútima primavera del milenio. Moyá, vigente campeón de Roland Garros y finalista del Masters, llegaba como número 4 a Indian Wells, precedido por Pete Sampras (1), Yevgeny Kafelnikov (2) y Álex Corretja (3), que desaparecieron del cuadro entre las dos primeras rondas. Las cuentas estaban claras: si Charly alcanzaba la final, se encaramaba a la cima del ranking ATP. Jim Courier, Xavier Malisse y Karol Kucera fueron sus primeras víctimas y Gustavo Kuerten, en semifinales tras haber sacado de la ecuación a Kafelnikov, se erguía como último obstáculo entre el mallorquín y el trono. Después de repartirse las dos primeras mangas (6-3 y 1-6), el brasileño cedía por 6-1 el último set y Moyá, tras aquel «hasta luego Lucas» de la ceremonia de entrega de premios en Melbourne, exclamaba por televisión al mundo entero. «¡Mamá, soy el número 1!».

El desgaste emocional de aquella carrera hacia la cumbre del tenis mundial dejó sin gasolina a Moyá, que perdió la final en cinco sets contra Mark Philippoussis (7-5, 4-6, 4-6, 6-4, 2-6) y el reinado también fue corto, pues el español sólo estuvo dos semanas al frente de la clasificación mundial. El siguiente torneo fue en Cayo Vizcaíno, donde el español se inclinó en cuarta ronda ante Sebastien Grosjean en el tie-break de la tercera manga, en la que desperdició una bola de partido con servicio propio. A Pete Sampras le bastó con pasar una eliminatoria más para empuñar por octava vez el cetro que había abandonado en Indian Wells. Fue un año con mucho movimiento en la cúspide de la clasificación mundial e incluso hubo tiempo, en julio, para que Patrick Rafter aguantase aún menos como número uno: una semanita.

El elegante tenista balear aún no había cumplido los 23 años, pero dio la impresión de que las mejores temporadas de su carrera, que aún se prolongaría un decenio, habían transcurrido. En efecto, a esas alturas ya había jugado sus dos finales de Grand Slam, también la final del Masters y había ganado en Montecarlo su título más importante, Roland Garros aparte. En 2000, fue excluido por sorpresa del equipo nacional que conquistó la primera Copa Davis, ya que el cuarteto de capitanes confió los individuales a dos terrícolas puros como Juan Carlos Ferrero y Albert Costa y no quiso descomponer la pareja Balcells-Corretja, que aseguró el punto de dobles. Es cierto que se resarció en 2004, cuando le ganó a Roddick el punto decisivo en Sevilla y apadrinó la gran presentación en sociedad de Rafa Nadal, pero aquello fue un canto del cisne.

Cuatro años y seis reyes después –ocuparon el número uno por primera vez Kafelnikov, el mencionado Rafter, Safin, Kuerten y Hewitt–, otro tenista español se subió al campanario del tenis universal: Juan Carlos Ferrero, con su Roland Garros en el bolsillo y recién perdida la final del Abierto de Estados Unidos con Andy Roddick, encabezaba el ranking de la ATP durante ocho semanas, entre el 8 de septiembre y el 2 de noviembre de 2003. El bombardero americano lo sucedió durante unos meses y, en febrero de 2004, Roger Federer inició un reinado ininterrumpido de 237 semanas. Más de cuatro años hasta que lo destronó Rafa Nadal, tercer español en orden cronológico. Ocho etapas de reinado y un total de 209 semanas como número uno lustran la leyenda del manacorense.