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Madriditis-19 en el Barça

Lo de Piqué y Koeman después del Clásico no se soluciona ni con una tonelada de antígenos

Piqué saltó al campo para protestar al finalizar el encuentro
Piqué saltó al campo para protestar al finalizar el encuentroTwitterLa Razon

El Barça podrá ganar la Liga y podrá ganar la Copa, como cantaban The Refrescos, pero el mal cuerpo que ha dejado el Clásico en Barcelona no lo quita ni un empacho de Pfizer. La madriditis es un virus que sigue vigente en el barcelonismo pese a Messi, el Dream Team, el Barça de Guardiola, el de Luis Enrique, Xavi e Iniesta, Puyol, Pau Gasol y La Moreneta. Joan Laporta y sus «Ganas de volver a veros» son para la madriditis las vacunas que pone mi hija a sus muñecos cuando decide que es la hora de jugar a los médicos.

El Barça fue un guiñol inofensivo la mitad del Clásico. Koeman no hizo ni cosquillas al plan de Zidane. Un Madrid con colmillo se hubiera disfrazado del Bayern en Lisboa.

La pataleta de Koeman al final del partido es un síntoma inconfundible de la enésima ola de madriditis. No hace falta PCR para certificarla. Como si fueran los tiempos de Joan Gaspart. Lo de Piqué con Gil Manzano y su diálogo con Modric no se soluciona ni con una tonelada de antígenos. Un paseo en la matinal del domingo por la Diagonal mezclaba el «al final éstos terminan ganando la Liga» con el «encima están en semifinales de la Champions y nosotros con la final de la Copa del Rey».

El colmo del barcelonismo es recitar el once con el que acabó el Madrid en el Alfredo di Stéfano. Odriozola, Nacho, Militao, Marcelo, Isco, Mariano... faltó que Zidane sentara a Mendy pensando en el Liverpool y apareciera Chendo. El Madrid de los García eran poco menos que una cuadrilla de galácticos al lado de los pretorianos de Zidane.