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El Barcelona empata con el Levante (3-3) y claudica en la lucha por la Liga

El equipo de Koeman empata un partido que fue ganando 0-2 y se despide de la pelea por el título

Messi se lamenta en el partido contra el Levante
Messi se lamenta en el partido contra el LevanteAlberto SaizAP

Chao, Barça. La Liga ya no es un asunto del equipo azulgrana después de empatar con el Levante un encuentro en el que llegó a ir ganando 0-2. Un duelo que muestra lo que ha sido este equipo, todavía inmaduro y poco imponente, pese al esfuerzo que ha hecho para remontar. Pero ha muerto en la orilla. Se le ha hecho largo el curso y ahora el debate se va a centrar en otros asuntos, en si seguirá Koeman o no, en la renovación de Messi, en cómo reforzarse para el futuro...

Pedri ya tiene deberes para la próxima temporada: el gol. Pero, ¿cómo? si le marcó uno al Levante. Sí, pero casi no tenía más remedio que hacerlo, era empujar la pelota después de la carrera de Dembélé al pase en profundidad de Messi. El gol era el segundo del Barça, pero el canario, en los primeros diez minutos, había tenido dos opciones clarísima que perdonó. Es por poner un pero a la temporada de un futbolista que durante el curso ha cumplido los 18 años y se ha convertido en imprescindible. Koeman no lo conocía, lo hizo sobre la marcha y no tardó en ver en él a un futbolista de buen pie, el pegamento perfecto en ataque, pero además un trabajado infatigable. La de metros que hace en los partidos.

Lo dicho, un pero: el gol. Aunque el que logró ayer sirvió para dar tranquilidad, o eso creían o quizá demasiada, a un equipo que había empezado bien, pero que empezaba a no tenerlo claro. La salida al campo de los de Koeman fue imponente. El técnico, en su vuelta a los banquillos tras cumplir su sanción, arriesgó con Dembélé de carrilero y los primeros diez minutos de los barcelonista dieron para mucho, menos para el gol. Poco a poco se fue espabilando el Levante, un rival que muchas veces sabe buscarle las cosquillas al Barça. Morales y los suyos se aplicaron atrás y con ello empezaron a aparecer más arriba. Más ordenados, cerrando huecos, lograban recuperar la pelota y correr. Habían mantenido el 0-0 y cuando mejor estaban en el campo, se encontraron con el gol en contra de Messi, que enganchó un pase de Jordi Alba que no iba para él, pero se envenenó, tocó en Miramón y le cayó al «10». Hasta cuando no quiere, el lateral encuentra al argentino, que en el noventa por ciento de las veces es su primera opción.

La réplica la tuvo Bardhi con una gran jugada dentro del área en la que «marcó» el disparo y Araujo se lo creyó, le ragateó pisando la pelota y disparó, para encontrarse con las manos de Ter Stegen. Todavía consiguió el Levante mantener el partido igualado, pero con el segundo tanto ya pidió el descanso a gritos.

Volvería a la carga en la segunda parte con una apuesta algo más arriesgada, tirándose más adelante, lo que en el primer acto sólo había intentado en ocasiones. La novedad en el equipo de Koeman es que Araujo se quedó en el banquillo. Se había hecho daño en una jugada, pero aguantó 20 minutos en el campo. Su entrenador preguntaba constantemente cómo estaba, pero después del descanso ya no lo aguantó más. Quien entró fue Sergi Roberto, que no terminó el partido. Fue sustituido, reflejo de su mal partido y de lo que sucedió, que parecía impensable... O no tanto. El Barcelona empezó a tener problemas para salir desde atrás, ya no estaba cómodo y en los errores en la circulación tenía que correr hacia atrás. Roger tuvo la primera de cabeza, pero le salió centrado, y Melero le siguió con otro testarazo más complicado que se marchó fuera. Pero a la segunda que tuvo el centrocampista, más cerca, bingo. Y el encuento cobraba vida...

Subió el Levante, bajó el Barcelona, más parado y más inseguro, que notó la ausencia de Araujo y ese fue el resultado. Bueno, ese y más, porque Morales también perdonó la primera dentro del área, al chocar el balón en Lenglet, pero a la segunda fue para dentro, y en dos minutos logró empatar el encuentro. El tanto fue el claro ejemplo de lo que estaba pasando: Sergi Roberto se la dio a Busquets, éste a Messi, el argentino falló en el pase y la presión de su rival sirvió para que robaran y en tres toques consiguieran marcar.

La situación era un reglejo de lo que ha sido el Barcelona esta temporada, capaz de tener momentos de brillo, pero también de venirse abajo con poco, de conceder mucho, de regalar goles, de tener problemas cuando le van a buscar muy arriba... Ni el gol de Dembélé le hizo espabilar. Cuatro minutos tardó el equipo de Koeman en volver a ponerse por delante, pero siguió sin saber domesticar el partido, que había entrado en la locura.

No lo supo gestionar en el campo ni con los cambios, y así dijo adiós al campeonato.