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El Barcelona no pelea hasta el final y cae ante el Celta (1-2): una derrota que hace daño a Koeman

Marcó Messi, dominó mucho el equipo de Koeman, pero no remató y Santi Mina dio la vuelta al resultado. Los azulgrana se caen de la pelea por la Liga y el futuro del entrenador está en el aire

Messi se lamenta en el partido contra el Celta
Messi se lamenta en el partido contra el CeltaJoan MonfortAP

El Barcelona está acabando la Liga de mala manera. Después de remontar hasta doce puntos al Atlético y de tener la posibilidad de ponerse líder, su caída en picado ha sido muy abrupta. Falló contra el Granada, empató contra el Atlético, empató contra el Levante y ha perdido contra el Celta, para devolver al ambiente ese sabor de boca agrio que hubo al comienzo del curso y había conseguido quitarse con esa recuperación desde diciembre hasta marzo y con la conquista de la Copa del Rey. Pero se le ha hecho largo este tramo final y está pidiendo la hora ya. El problema es que ahora hay muchas cosas que decidir: para empezar, el futuro del técnico, Ronald Koeman, a quien le hace mucho daño esta derrota. Hubo una comida con el presidente y desde el club tampoco hay palabras demasiado acogedoras con el holandés, ni todo lo contrario. Y después saber qué pasa con Messi, que parecía que había recuperado la ilusión, pero estos tropiezos le pueden devolver a la melancolía.

El Barcelona de esta temporada es el equipo que tropieza dos (y más) veces con la misma piedra. De nuevo tuvo un buen comienzo de partido, se puso por delante en el marcador, dominaba con la pelota y en la presión para recuperarla pronto, pero la primera vez que el Celta tuvo algo parecido a una ocasión, para dentro, empate y vuelta a empezar. Santi Mina recibió el pase de Iago Aspas al borde del área, Piqué le dio algo de distancia y el disparo del delantero sorprendió a Ter Stegen. Una de una para los vigueses.

Tampoco es que tuviera mil opciones claras ante la portería de Villar, pero sí generó lo suficiente como para no marcharse al descanso en empate. El tanto de los azulgrana fue obra de Messi, aunque un trocito se lo tendría que dar a Busquets, que le puso el balón teledirigido a la cabeza para que con un pequeño gesto lo mandara a la red. Por décimo año el argentino alcanza la cifra de 30 goles, algo que en el siglo pasado era una proeza lograr una vez. En esta ocasión no va a servir para ganar el título entre otras cosas por esa fragilidad que ha mostrado el Barça.

Koeman movió ficha rápidamente al descanso, con cierta sorpresa: entró Riqui Puig y Pedri se quedó en el banquillo. Pero su equipo volvió a quedarse sin capacidad de reacción. Su segunda mitad fue floja, ya sin demasiadas ideas y sin tener el gol salvador de Messi. Jordi Alba empezó a dejarse ver mucho por la izquierda, pero sus centros no encontraban rematador. El Celta también empezó a soltarse más y a hacer trabajar a Ter Stegen, que detuvo la primera, sufrió en la segunda, uno de esos centros que se envenena; y claudicó en la tercera, en otro balón lateral que le sobrepasó y que fue al poste para que Mina no desaprovechara el rechace. Ya estaban con diez los barcelonistas por la doble amarilla a Lenglet, como rúbrica al año para olvidar del central francés.

Tuvo un poco de suerte el Celta, sí, pero el Barça volvió a demostrar que está por hacer. Lo que no se sabe es si la reconstrucción la continuará Koeman y si será con Messi.