Atlético de Madrid
El Atlético, campeón de Liga
Los goles de Correa y Luis Suárez dan la vuelta al marcador en Pucela tras el tanto de Plano y hacen campeón al equipo del Cholo
El Atlético está acostumbrado a sufrir, pero a veces, el sufrimiento es sólo una parte del camino que lleva a la felicidad completa, ésa que sólo tienen los campeones. La que empezó a insinuar Simeone cuando marcó Correa y terminó de dibujar con el gol de Luis Suárez. El Atlético era otra vez campeón de Liga.
Ya cuenta hasta 11 el Atlético en el recuento de Ligas. La segunda para Simeone. Lleva toda la temporada peleando para esto. Parecía que la Liga era suya, pero no se lo terminó de creer. Tampoco dudó cuando la Liga parecía que se le escapaba. No lo hizo la penúltima jornada cuando perdía contra Osasuna y el Real Madrid ganaba en Bilbao y tampoco lo hizo después del gol de Óscar Plano que dejaba la Liga en manos madridistas.
Fue un golazo el de Plano, un contraataque casi perfecto, aunque a punto estuvo de dejársela atrás un par de veces. Arrancó desde su campo y nadie pudo frenarlo hasta que remató con la derecha para poner el 1-0.
Pero no se rinde el Atlético, que no se dejó ir en ningún momento. Lo animaban también las noticias que llegaban desde Valdebebas. El gol del Villarreal obligaba al Real Madrid a marcar dos para ser campeón. Pero fue el Atlético el que los marcó.
Primero, Correa, uno de los jugadores más valorados por Simeone. Es el único futbolista que ha jugado todos los partidos esta temporada, incluidos los dos de Copa que se saltó la mayoría de los titulares. Correa siempre está y ha sido decisivo cuando más lo ha necesitado el Atlético.
Cuando todos esperaban a Joao Félix ha estado el argentino. Es el premio a sus padecimientos. Una lesión de corazón amenazó con permitirle seguir jugando al fútbol, pero se sobrepuso, como se sobrepone a todo. También a los gritos de su afición. Una parte importante lo repudia, pero Simeone es su mejor aval. Pocos se hubieran atrevido a pitarle esta temporada. Y menos cuando se inventó un remate de fútbol sala, casi con la puntera desde el borde del área, para marcar el tanto del empate.
Su gol llegó en el momento definitivo, cuando el VAR en Valdebebas revisaba el gol de Benzema que acabó anulando, él ponía un gol más de distancia. Nada cambiaba en la clasificación, pero lo cambiaba todo en el ánimo de los futbolistas. Y en el de Simeone, que se atrevió a sonreír por primera vez en el partido.
Pero no pudo respirar del todo hasta que marcó Luis Suárez. Demostró todo lo que tiene, su inteligencia en el campo y su remate. Guardiola, el delantero del Valladolid, echó un balón atrás y allí estaba el uruguayo para recogerlo. Corrió hacia el área y marcó con la izquierda ante la salida de Masip.
Los jugadores del Atlético corrieron detrás de él para celebrarlo. Lo tiraron al suelo, lo golpearon. Festejaron todos. Ahora, por fin, se sentían campeones. Una liberación para todos, aunque no explotaron hasta que el árbitro pitó el final. Entonces, sí, entonces Simeone apretó las manos, miró al cielo y sonrió.
Es el segundo título para él, el undécimo para el Atlético y el primero para la mayoría de sus futbolistas, que se abrazaron y festejaron en el centro del campo mientras Simeone intentaba consolar a los futbolistas del Valladolid, que se marchan a Segunda.
Sólo le faltaba al Atlético su público, aunque miles de ellos habían viajado a Valladolid para estar con sus jugadores. Lo celebraron desde el aparcamiento de Zorrilla, porque el Atlético nunca camina solo. No lo hizo en los dos últimos partidos de Liga en el Metropolitano y tampoco en Zorrilla. Los aficionados animaron desde fuera durante todo el partido y los jugadores cumplieron con su parte.
El Atlético vuelve a ser campeón de Liga.
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