La clave

Simeone y sus apóstoles

Al Vicente Calderón le reemplazó el Metropolitano ¿y? El Cholo es insustituible

Simeone y Koke, entrenador y capitán del Atlético
Simeone y Koke, entrenador y capitán del AtléticoAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Un San Isidro lejos de Las Ventas, un título de Liga en un estadio desierto, un concierto de rock sentado, Pablo Iglesias sin coleta, Pedro Sánchez de estadista, la ACB sin el Estudiantes, Italia ganando Eurovisión 41 años después... vivimos una etapa en la que la anomalía se ha transformado en normalidad. Todo o casi todo es posible. De esa forma hay que entender el triunfo del Atlético de Simeone y sus apóstoles. El Madrid de los Odriozolas y el Barça, ¿de quién?, no han sido capaces de aprovechar las debilidades de un equipo cuya primera vuelta fue una anomalía monumental.

El título es la recompensa a un club que hace casi diez años se puso en manos de un entrenador mientras Madrid y Barça cabalgaban sobre los goles y el fútbol de Cristiano y Messi. El Atlético tomó otro camino porque por el de los jugadores no podía competir. Los dos figurones ahora son pasado. La estrella de los rojiblancos se sentó en el banquillo y ahí sigue liderando la mejor época del club. Es una Santísima Trinidad de traje negro, pelo imposible y espasmos psicotrópicos en la banda. El plan del Atlético en esta etapa no admite disidencias. Como una buena banda. El club es un «sí señor» a todo lo que diga el Cholo. El partido a partido es el primer mandamiento y también el décimo. Palabra de Simeone, amén. La fe en algo o en alguien es más importante de lo que muchos creen. Ya saben, aquello de mover montañas. Ni siquiera los críticos, los que le culpan hasta de los atascos en la M-30, se atrevieron en los peores momentos a dar una alternativa. Al Vicente Calderón le reemplazó el Wanda Metropolitano, ¿y? Simeone es insustituible. Da igual que se eche para atrás o que sea el entrenador que más cobra del mundo, el Atlético compite y a veces incluso gana.