En junio de 2013 las huellas del pasado le impulsaron a construir los cimientos de Coloso con Pies de Barro para luchar contra las agresiones sexuales en el deporte. Su testimonio, como antiguo jugador de rugby, víctima de violaciones y ahora resiliente, da valor a todas las que sufrieron y sufren lo mismo. Se emociona cuando recuerda que, gracias a su testimonio, muchos niños han podido hablar. Dice que “ya es hora de que la vergüenza cambie de lado” y que en el ámbito deportivo “el silencio es ensordecedor”. Ahora, Sébastien Boueilh trae a España el proyecto para sensibilizar y evitar que casos como el suyo puedan volver a ocurrir. “Soy la prueba de que se puede salir de eso y para eso hay que hablar”.
-¿Se puede ser un coloso y tener los pies de barro?
-Efectivamente, yo soy la prueba.
-¿Cómo fue el momento en el que dio el paso de contar lo que le había pasado?
-En principio, pensaba morirme con este secreto, porque creí que era el único. Este agresor, o “pedocriminal” era muy íntimo de la familia. Tenía miedo de que no me creyeran y, gracias a un amigo de la infancia y del rugby, pude hablar.
-¿Qué pasó con ese criminal?
-Me violaba entre los 11 y los 16 años, casi siempre los viernes, cuando volvía del entrenamiento del rugby. Era un amigo de mis padres, el marido de mi prima, y todo el mundo confiaba en él. Cinco minutos antes de llevarme a casa, me violaba; y cinco minutos después de dejarme en casa, tomaba el café con mi padre.
-¿Le amenazó para que guardarse silencio?
-Me hacía chantaje y me manipulaba. Me decía: “Si cuentas lo que yo te hago, le voy a decir a todo el mundo que eres homosexual”. Y en aquella época, en los 90, la homosexualidad y el rugby no eran compatibles. Parece que está empezando a cambiar, pero no creo que mucho.
-¿Ser jugador de rugby le hizo más fuerte?
-El Rugby fue mi tabla de salvación. Toda la bronca que tenía dentro de mí, contra él, la sacaba dentro del campo, y me permitía llegar a los objetivos que me ponía. De ser profesional en el rugby, jugar en Dax y después jugar en el equipo de Francia amateur.
-Cuando decide contarlo, ¿le creyeron?
-La familia me creyó, pero no me acompañaba. Me pusieron un poco de lado. La única familia que me arropó y me sostuvo fue la del rugby, además de mi padre y mi madre.
-¿Su agresor cumplió condena?
-Principalmente, saber que no era el único al que me pasaba esto me hizo decidirme, e ir hasta el final. Fui a la Gendarmería, luego a un proceso judicial de cuatro años y después, le condenaron a diez años de prisión; pero solo cumplió cuatro años y ocho meses. Nunca más lo volví a ver, y tampoco quiero.
“Autodestrucción”
-Dice que se dio cuenta de que no era el único... ¿Encontró más casos en el rugby o en el deporte?
-Si hablé fue gracias a un amigo del rugby y del barrio que tenía comportamientos sexuales disueltos, raros. Hizo una hipnosis para entender qué le pasaba y ahí saltó a la luz que, también mi amigo, había sido violado por este mismo agresor. Era mi amigo de la infancia, y nunca, entonces, hablamos de lo que nos pasaba al salir del entrenamiento.
-¿Cuánto tiempo pasó desde que ocurrió todo hasta que decide denunciarlo?
-Dieciocho años de autodestrucción, dieciocho años de malestar y sin ser capaz de que me cayera una lágrima.
-¿De autodestrucción?
-Todas las víctimas de violencia sexual tienen ese comportamiento de autodestrucción: con el sexo, multiplicando mis acciones para demostrar a todo el mundo que era hetero y no homosexual; la violencia extrema en el campo de rugby, en la calle, en el colegio; el alcohol: beber hasta estar en coma de jueves a domingo; el dinero, que me llegaron a prohibir entrar en el casino. Lo único que no toqué fue la droga y sus derivados si no, no estaría aquí. Cuando se es víctima vas hasta lo máximo que puede dar tu cuerpo, no tienes noción de los límites.
-¿Cuándo decide ayudar a los demás con lo que le había ocurrido?
-Durante el proceso de tres noches que no pude dormir. Recibía muchos mensajes por las redes sociales diciéndome que les había pasado lo mismo y que mi palabra les había ayudado para que ellos lo pudieran decir.
Abusos en el deporte
-¿Hay deportes en los que se producen más abusos?
-En Francia hoy tienen 40 federaciones trabajando con Coloso con Pies de Barro. No hubo una de todas esas que no tenga víctimas dentro. El deporte que favorece estas agresiones es la natación, por el voyeurismo; el atletismo, o la gimnasia, porque son deportes en los que no tienen mucha vestimenta encima o el entrenador tiene que tocar y a veces lo hace donde no debe... Podemos hacer un balance y afirmar que los deportes individuales son los que más casos tienen porque el entrenador se encuentra solo con él o la atleta, y por eso puede ser más propicio a que ocurran estas cosas.
El problema de los deportes colectivos es que, cuando hay un depredador cerca va a tocar muchas víctimas que en el individual.
-¿Hay más casos de mujeres que de hombres?
-Claro que sí. Hay muchas más víctimas mujeres, pero quiero lanzar el mensaje de que los hombres en el deporte también son víctimas y la mujer también puede ser criminal y pedófila. El porcentaje siempre es mayor en agresores varones, pero hay que subrayar que también existe el perfil de la mujer que es agresora.
En el deporte hay otro fenómeno que también se produce: actualmente hay muchas agresiones entre menores sobre menores. Uno de 18 con uno de 11, uno de 15 frente a uno de 10, entre pares, entre compañeros de los equipos, de la escuela...
-Coloso con pies de barro llega a España. ¿Llegaban denuncias a Francia de casos de aquí?
-Yo tengo un tatuaje que dice: no sabemos nunca lo que el pasado te reserva, y este pasado me permitió que conociera a Franco Pani –jugador de Rugby con el que ya abrimos una sede en Argentina- y decidimos abrirla en España porque él está aquí, y es una problemática de la que no se hace nada actualmente en el deporte español. ¿Por qué España no tendría este problema?
Concienciar
-¿Le consta que en España haya casos silenciados?
-La cifra que estudiábamos esta mañana me da miedo. Solo 1.100 denuncias de abusos en 47 millones de personas. Sabiendo que en Francia hay 160.000 niños que sufren abusos sexuales al año. Falta un trabajo enorme de prevención para liberar a las víctimas que están en silencio, como yo estaba. También me da miedo que el 16% de estas víctimas son menores de 5 años e imagino que son víctimas del ámbito intrafamiliar. Por la cultura, en España, se usa mucho que, cuando los padres trabajan, se les manda con abuelos, tíos, cuidadores. Eso en Francia no es típico. Por ello, queremos implementar unos talleres para trabajar en el ámbito deportivo y, seguramente, también nos servirán para abrir puertas en el ámbito educativo e intentar liberar la palabra de esas víctimas que están sufriendo y nadie les ayuda a soltar esa carga.
-¿Qué acción va a implementar Coloso en España para ayudar a dar ese paso?
-Coloso no hace la clásica cacería de brujas. Hacemos la protección de los niños y de los educadores o entrenadores; porque un entrenador puede también estar expuesto a falsas denuncias. Le enseñamos a los entrenadores y educadores a evitar ponerse en la situación de la malinterpretación. El objetivo más grande va a ser acercar federaciones y hacerlas firmar un convenio con Colosos para poner un plan de acción, sensibilización a educadores y entrenadores. También sensibilización a los niños, e incluso enseñarles a identificar a una víctima y recibir su palabra.
-¿Se ha encontrado víctimas que no sabía que lo eran?
-Tengo un testimonio que libera sistemáticamente y da mucha fuerza y mucho coraje. Cuando cuento mi historia, permite a niños o adolescentes darse cuenta de que, si ellos han pasado o están en esa situación, se animen a contarlo. Muchas personas se reconocen con mi testimonio y también les ayuda a entender la situación que sintieron entonces donde, lo mismo, habían naturalizado algo que no sabían que les pasaba.
-¿En el mundo del Rugby da más “vergüenza” decir que se es víctima de un agresor sexual?
-Un hombre es viril, decir que ha sido violado parece como si le hiciera perder la creencia de que es un hombre. Y los hombres tienen muchos más prejuicios a la hora de hablar, sobre todo cuando han sido violados por una mujer. Es más raro, pero ahora también ocurre. Ahora estoy empezando a llevar este tipo de acciones de sensibilización a las prisiones, para evitar que pedofilos criminales que cumplen condena pasen al acto cuando salgan de la cárcel.
Prisiones
-¿Qué tipo de acciones está emprendiendo en las cárceles?
-Cuento mi testimonio y trato de hacerles entender que ellos tomaron placer durante 5 minutos con una víctima, pero destruyeron su vida durante 20 años. Hay que hacerles sentir empatía por la víctima, hacerles entender el mal y el daño que le hacen. Un agresor, generalmente no toma conciencia de ese mal que genera a la víctima. Lo que más me impresiona, cuando encuentro un agresor en la cárcel, es que la mayoría fue víctima entre los 8-11 años y nunca habían hablado, y me cuentan que reproducen lo que vivieron cuando eran niños. El 40% de los pedocriminales o pedófilos fueron víctima en su infancia. Cuando más temprano empecemos a hablar con los niños sobre ello, también es posible que estos pedófilos recuerden los que le pasó a ellos y bajaría la tasa.
Pero esto es un problema que no solo abarca a los menores, los abusos en el deporte están en todas las edades. También hemos tenido víctimas de 35 años que nunca habían hablado. Empezamos con los niños porque hay mucho riesgo.
-¿Qué le queda de sus pies de barro?
-Hoy mis pies son de hormigón armado. Si hoy ya me animo a hablar con los pedófilos es porque ya soy resiliente, si no, no sería posible.
-¿Cómo le afecta hablar con ellos?
-La primera vez lo hice por inercia, hace un año. Cuando fueron a saludarme dándome la mano, dudé en dársela. Yo no estoy por el perdón ni por las excusas, solo trato de ser respetuoso. Tuve un grado de empatía con alguno, porque no todos los “pedocriminales” son pedófilos, y no todos los pedófilos son “pedocriminales”. Pedofilia es una obsesión por el deseo de menores de edad; pueden ser pedófilos sin pasar al acto. Podemos tener ganas de matar al vecino, pero no lo matas: y eso no tiene condena. Los “pedocriminales” son los que pasan al acto. El hecho de tener en su teléfono una foto de pornografía infantil, ya está siendo “pedocriminal” y eso ya es recriminable.
-¿Le cambió mucho la vida romper con el silencio?
-En el proceso, tres días de juicio me permitió volver a llorar, me permitió volver a tener emociones y no estar con esa bronca o sentimiento de malestar que me duró 18 años. Hoy puedo llorar de emoción, puedo amar, y estoy contento.
-¿Qué le emociona ahora?
-Cuando estaba trabajando con niños y viene alguno a contarme un secreto y traslada lo que le está pasando... Es lo que más me gusta de lo que hago. Después de cada reunión que hacemos, dejamos un tiempo con algún niño o niña que tiene alguna pregunta y hay muchos que vienen a contarme que es la primera vez que cuenta algo que le ha pasado. Liberar la palabra o escuchar un niño que cuenta por primera vez su casos, cuando antes no se atrevía a hacerlo. Ese es el orgullo más grande.
-En Francia la asociación tiene el respaldo del Gobierno...
-En Francia es reconocida de utilidad pública y estoy reconocido como experto en la temática. Además, hay muchos Ministerios que confían en la asociación y formo parte de la comisión nacional contra el incesto y la violencia sexual. En España estamos en ello.