Medallero
España se estanca en los Juegos Olímpicos
Suma 17 medallas como hace cinco años en Río de Janeiro. Brilló gente joven que demostró que hay futuro, aunque falta inversión para dar un salto de calidad
Se acabaron los Juegos Olímpicos de Tokio, los Juegos de la pandemia. Que se pudieran disputar ya es un éxito. Todo ha sido extraño por las restricciones y las medidas sanitarias, o por la ausencia de público, pero al final se ha podido convivir con el virus y con los casos positivos que iban surgiendo de forma más o menos natural. España terminó su participación en el lugar en el que se esperaba. Sus 17 medallas suponen repetir las de Río 2016 y están sólo una por detrás de Londres 2012, aunque en la capital inglesa también se concluyó con 17, pero después se sumó la de Lydia Valentín en halterofilia porque sus rivales iban dopadas.
Lo que sí ha cambiado es el color: si en Río fueron siete oros, en Japón han sido tres, aunque alguno, y algún metal más, se escaparon en el último momento, y también faltaron deportistas ilustres y con opciones como Nadal en tenis, Carolina Marín en bádminton o Rahm en golf. Los 22 podios de Barcelona 92 siguen siendo el techo. Desde ahí (con la excepción de Sídney 2000) España se ha estabilizado. Con motivo de los Juegos celebrados en España hubo un plan con las becas ADO y se dio un salto.
Para dar otro más es necesario un nuevo impulso con más inversión pública e incentivar la privada, apostar por deportes que en su mayoría no gozan de seguimiento masivo, pero sí pueden tenerlo. Y pensar que el deporte es una manera de promocionar el país. Tener una estrategia para despegar poco a poco, no de golpe en París dentro de tres años porque eso es imposible.
Buena materia hay. Más allá de la medallitis, han sido 42 puestos de finalistas. «Hemos traído 322 deportistas, 17 medallas y 42 diplomas, de los cuales ocho son cuartos puestos. Si hacemos la valoración de todos los deportistas, 115 de ellos de equipo han sido finalistas y 64 en individuales. En total, 179 de los 322. Es decir, un 55,9 por ciento están entre los ocho mejores del mundo», desgranó Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE). En deportes como el atletismo se ganó el bronce de Ana Peleteiro y se obtuvieron 10 diplomas.
Y casi todo gente joven como la propia saltadora de triple, Katir, Asier Martínez, Adrián Ben... En taekwondo Adriana Cerezo fue plata con 17 años y en escalada, Alberto Ginés ganó el oro con 18 y reivindicó que se necesitan instalaciones en su especialidad, porque en España no hay y muchas veces ha tenido que irse fuera para prepararse. La otra cara podría ser la natación, donde sin las medallas de Mireia Belmonte, tras un ciclo olímpico con muchos problemas, no se ha tapado que hay un déficit. Sí destacó Nico García con 19 años, finalista en 200 espalda, y la esperanza es Hugo González, aunque se despidió de Tokio diciendo que no sabía si iba a volver a unos Juegos si no hay más ayudas.
En deporte colectivo España es una potencia. Clasificó a nueve equipos. Ocho de ellos llegaron a los cuartos de final, cuatro pelearon por las medallas (fútbol, waterpolo masculino y femenino y balonmano masculino) y tres las consiguieron. Lo que se sigue resistiendo ahí es el oro: desde el de los chicos de waterpolo en Atlanta 96 han sido nueve finales seguidas perdidas. Tokio ha sido también el punto y final de varios clásicos: los Gasol, Laia Palau, Bragado o gran parte de los Hispanos.
Empieza un nuevo ciclo para baloncesto y balonmano. Otras especialidades como el tenis siempre suelen dar medalla, como el bronce de Carreño, espectacular tras haber derrotado a Novak Djokovic. El piragüismo y la vela, pese a que tampoco cuentan con los mejores recursos, volvieron a brillar y demostraron que vienen nuevas generaciones por detrás para seguir.
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