Libros
“El historiador en el estadio” o cuando el fútbol se mezcla con la política
El periodista Toni Padilla recorre en sus páginas la relación del fútbol con la política, como elemento de propaganda o como símbolo de resistencia
El fútbol ha sido utilizado como arma política por muchos regímenes que lo convirtieron en su mejor campaña publicitaria, pero también ha sido un elemento de protesta. Todo eso lo explica el periodista Toni Padilla en “El historiador en el estadio” (Principal de los libros), donde recorre la vida de cuarenta equipos equipos con implicaciones políticas y sociales.
Uno de los ejemplos es el del Dick Kerrs Ladies Football Club, hijo de la Primera Guerra Mundial. Las mujeres se incorporaron a las fábricas para sustituir a los hombres que marchaban al frente y lo mismo hicieron en el campo de fútbol las trabajadoras de la factoría Dick & Kerr de Preston. Primero, mezclándose con los compañeros, después jugando contra las trabajadoras de otras fábricas hasta convertirse en un fenómeno que llenaba estadios. Llegaron a meter 50.000 personas en Stamford Bridge. Tal fue su éxito que despertó los celos de la Federación, que decidió prohibirles disputar partidos en estadios de fútbol masculino después del fin de la Guerra. Fue el principio del fin.
Para el equipo chileno Unión Española nuestra guerra civil marcó un antes y un después. Se le señaló como un equipo franquista, aunque sus momentos de mayor gloria llegaron con un presidente que había tenido a su padre preso en las cárceles del dictador.
El libro sigue un orden cronológico, desde el Pachuca de 2010, protagonista en la revolución mexicana, hasta el Kitchee de Hong Kong, que en 2019 se convirtió en un elemento de lucha contra la ley de extradición del Gobierno chino. Toni Padilla recorre ese camino con un estilo ameno, con la escrupulosidad del historiador, pero con muchos testimonios de protagonistas que enriquecen la narración. Protagonistas que han vivido guerras, rebeliones, represiones o manipulaciones políticas. Personas que cuentan historias como la del Anorthosis, que sigue llevando el nombre de su ciudad, Famagusta, aunque desde la invasión turca juega en Limasol. O como el Al Ahly egipcio, que se convirtió en símbolo de la primavera árabe y después en objeto de la represión por parte de la dictadura.
Historias sorprendentes algunas, dolorosas la mayoría, pero todas interesantes.
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