Fútbol

El Atlético gana en Vallecas con un momento de lucidez de Koke (0-1)

El capitán marcó al comienzo de la segunda parte. El Rayo apretó al final. Correa, expulsado en el minuto 83 por una ridícula falta a Catena

Griezmann y Koke celebran el gol del Atlético al Rayo
Griezmann y Koke celebran el gol del Atlético al RayoJuanjo MartínAgencia EFE

Apenas un kilómetro separa la casa donde se crio Koke en la Colonia de los Taxistas del estadio de Vallecas. Un paseo. Pero aquel chaval surgido del barrio al lado del Mercado de doña Carlota y de la carretera de Valencia es ahora el símbolo del Atlético, su capitán, y el jugador que salvó a su equipo de un desastre contra el Rayo.

Terminó con un solo toque la jugada que Joao Félix había diseñado en su cabeza con un pase interior en el área que Mario Suárez no llegó a tiempo de cortar. Se señalaba el número en la camiseta y se abrazaba a Griezmann sin remordimiento. Su lugar ahora es otro.

Estaba la grada de Vallecas entretenida en ese momento gritando contra el fascismo. Varios aficionados que estaban enfrascados en el grito tuvieron que girar la cabeza para ver quién era el futbolista que les había robado la alegría de repente.

Confiaba Vallecas en Bebé, en el recuerdo del gol milagroso que casi mete al equipo por primera vez en su historia en la final de la Copa del Rey. Le animan a tirar aunque no tenga ángulo o esté a más de treinta metros de la portería. Y le aplauden aunque la pelota vaya al balcón de uno de los pisos que tienen abono permanente y que rellenan de gente el fondo que no tiene público.

Vallecas da para eso, para los disparos de Bebé desde cualquier sitio y para que lo imite Luis Suárez, que se animó a disparar desde el centro del campo cuando entró en la segunda parte intentando sorprender a Dimitrievski o ahorrarse una carrera, quién sabe. El uruguayo está en una edad y en una condición que le anima a ahorrarse cualquier esfuerzo extraordinario. Y alguno ordinario. No pudo tampoco competir en las carreras con Mario Suárez, un veterano que ha encontrado refugio en la parte de atrás del equipo. En una de ellas hasta dio tiempo al defensor vallecano de tirarse al suelo en el área, levantarse y robarle la pelota.

Por eso Simeone confía en Joao Félix y en Griezmann, futbolistas más dinámicos, más activos, que participan de la creación y a veces hasta de la destrucción –el francés más que el portugués–. Entre los dos han construido una sociedad que consigue hacer más digeribles los partidos del Atlético.

Sigue siendo incapaz, a pesar de que encadena victorias de una manera desconocida durante toda la temporada, de hacer un partido redondo. Se desconecta por momentos, deja que le ataque el rival, que le domine, y que ponga en peligro lo que consigue en los momentos de lucidez.

Acabó arrinconado por el Rayo, que apuró los últimos córners con ilusión cuando el Atlético ya jugaba con uno menos por la expulsión de Correa por una ridícula falta a Catena. Echó de menos un rematador más contundente el equipo de Iraola, un futbolista como Falcao, al que una lesión le impidió jugar contra su ex equipo. El Atlético lo agradeció. Sigue sumando, aunque a veces desaparezca de los partidos.