Histórico

Noah Lyles, de luchar contra la depresión al oro en 200 en el Mundial de Atletismo de Eugene y estar al acecho de Bolt

El estadounidense firmó una marca de 19.31, la tercera mejor de la historia, para liderar un nuevo triplete de su país en la velocidad

Noah Lyles enloquece tras el oro en los 200 metros en el Mundial de Atletismo de Oregón
Noah Lyles enloquece tras el oro en los 200 metros en el Mundial de Atletismo de OregónJEAN-CHRISTOPHE BOTTAgencia EFE

Noah Lyles está convencido de lo que va a hacer en los 200 metros del Mundial de Atletismo de Oregón. Se espera con entusiasmo el cara a cara con su compatriota Erriyon Knighton, pero no hay ni emoción. Lo de Lyles es una exhibición con mayúsculas, una demostración de velocidad y fuerza aplastantes, y la marca que señala el reloj hace que hasta el triplete de Estados Unidos quede en segundo plano. Porqué sí, de nuevo el país de las barras y las estrellas no dejó nada para el resto, como sucedió con el hectómetro, ya que Kenneth Bednarek fue plata (19.77) y Erriyon Knighton, bronce (19.80). Seis medallas de seis posibles.

Pero el incontestable vencedor logró que el cronómetro dejara de contar en 19.31, la tercera mejor marca de la historia, mejorando los 19.32 que hizo Michael Johnson en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 y que parecían insuperables hasta que apareció Usain Bolt. La leyenda jamaicana estableció la plusmarca en 19.19 y su compatriota Yohan Blake llegó hasta los 19.26. Visto lo que ha sucedido en Eugene, ya nada es descartable en un futuro a corto plazo...

Lyles miraba la marca juguetón, como si hablara con ella, como diciendo si seguro que no había corrido todavía más rápido de lo que marcaba. Monta el show, da puñetazos al suelo y entonces se rompe la camiseta como si fuera Hulk. Lo que muestra es un cuerpo lleno de músculos al que entregan la medalla, que levanta al cielo con entusiasmo. Se dirige a su gente en la grada, y les abraza. Ya no va a parar. Todo es un espectáculo, desde que lo presentan y parece rezar y mira a la cámara y saca la lengua y se mueve sin parar, hasta que suena el disparo y deja a todos con la boca abierta, finalizando con una celebración por todo lo alto con quien se cruzara, con la mascota, con el público...

Antidepresivos e infancia complicada

Toda esa seguridad que muestra en pista no lo es tanto fuera. Siendo ya una estrella, pues ganó el oro en el pasado Mundial de Doha, en 2019, en la misma distancia, sorprendió al mundo entero escribiendo en Twitter que estaba tomando antidepresivos. Y en varias entrevistas ha explicado que no era nada nuevo, que de niño ya tuvo problemas de salud y tenía dificultades en la escuela y dislexia y eso le hacía sufrir y lo pasaba mal y sólo correr en la pista le relajaba. Pero también de adulto sufre por lo que le rodea: por el covid, por el aplazamiento de los Juegos Olímpicos y el movimiento Black Lives Matter, y por eso empezó a tomar las pastillas en 2020, para que se fueran los nubarrones y esa sensación de desesperación. Pero las reivindicaciones continúan y en pleno Mundial de Oregón ha cumplido 25 años y escribió en Twitter: “¡Hoy llegué a los 25 años! Una marca que para los afroamericanos es un gran hito. En este momento de la vida de un hombre negro, nos encarcelan de por vida, nos matan en eventos relacionados con pandillas o nos matan solo por el color de nuestra piel. Entonces, cuando digo que me alegro de haber llegado a los 25, ¡lo digo en serio!”.

Antes de los Juegos de Tokio anunció que había dejado los antidepresivos. Fue bronce olímpico en la capital de Japón. En el Mundial ha ganado un oro de los que pesan mucho.