Polémica

Perlas anales para ganar torneos de ajedrez, el último escándalo del deporte

La victoria del joven de 19 años, Hans Niemann, sobre el campeón mundial, Magnus Carlsen, ha desatado una polémica sin precedentes en el mundo del ajedrez. ¿Deberán jugar los torneos desnudos?

las bolas chinas protagonistas de una singular trampa en el mundo del ajedrez
las bolas chinas protagonistas de una singular trampa en el mundo del ajedrezInstagramLa Razón

Carlsen lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a dejar en evidencia, o querer dejar en evidencia a Niemann, después de acusarle, en el torneo de San Luis, de hacer trampas y dejar que corra como la pólvora el rumor de que podía llevar bolas anales que le avisasen de los movimientos, se han vuelto a enfrentar los dos protagonistas en el torneo Julius Baer, que mezcla jugadores de diferentes edades y lo sucedido ya no se sabe si ha sido sorprendente o esperado.

Ha empezado la partida y enseguida ha acabado porque Carlsen ha decidido perder. No buscar tablas, no retirarse, simplemente ha dado la partida por perdida ante el rival que tanto le saca de quicio aunque no quiera explicar por qué. Si era la partida del morbo lo que ha hecho el gran campeón noruego alimenta aún más los rumores, aunque puedan sonar disparatados, acerca de Niemann.

Aunque las partidas entre ambos han vuelto a poner la ajedrez en el punto de mira de los medios de comunicación y las redes sociales, no está claro que sea para bien, pues es por un polémica que es ajena a lo que sucede en el tablero. Carlsen no compite contra Niemann, no demuestra que es mejor que su joven contrincante, simplemente, deja de pelear.

Y es que, el mundo del ajedrez se ha visto sacudido por el mayor escándalo en años con inteligencia artificial y “bolas chinas anales” como sorprendentes protagonistas. La semana pasada, el campeón mundial de ajedrez Magnus Carlsen, se retiró de un torneo importante con un premio de 350,000 dólares después de su inesperada derrota ante el el joven de 19 años Hans Niemann. Carlsen anunció su retirada en un enigmático tuit con un video que daba a entender que Niemann había hecho trampa. El tuit iba acompañado de un video del técnico portugués, José Mourinho, que decía: “Realmente prefiero no hablar”. Si hablo, estoy en un gran problema.

Las sospechas aumentaron aún más cuando Niemann admitió haber hecho trampa dos veces anteriormente. La plataforma online de ajedrez Chess.com emitió un comunicado anunciando que había vetado a Niemann en su portal por su supuesta trampa.

Desde entonces, los aficionados del ajedrez han especulado con todo tipo de conspiraciones en redes sociales y han apuntado a que Niemann pudo haber hecho trampas gracias a la inteligencia artificial y a bolas chinas introducidas en su trasero.

“Hans Niemann ha estado haciendo trampas en el torneo de ajedrez de la Copa Sinquefield usando perlas anales inalámbricas que le hacen vibrar los movimientos correctos”, tuiteó un usuario. Mientras el mundo del ajedrez debatía si era posible hacer trampa en el ajedrez con bolas vibradoras, el alborotador número uno de Twitter, Elon Musk, se unió al debate. El CEO de Tesla reaccionó a los mensajes que apuntalan la singular teoría. “El talento alcanza un objetivo que nadie más puede alcanzar, el genio alcanza un objetivo que nadie puede ver (porque está en tu trasero)”, tuiteó.

Bolas vibradoras que avisarían al jugador

La mecánica de la trampa sería simple: un cómplice que estuviera viendo en vivo el partido (como efectivamente se estaba transmitiendo), podría simular el juego real en una computadora y ver los movimientos de esta. Posteriormente, a través de las vibraciones, podría “avisar” al supuesto tramposo cuáles serían los movimientos sugeridos. Las bolas anales fácilmente pasarían cualquier control de seguridad.

Niemann ha negado con vehemencia haber hecho trampa contra Carlsen e incluso llegó a decir que jugaría completamente desnudo para probarlo. Otros profesionales del ajedrez han defendido a Niemann, llamando a las acusaciones una “cacería de brujas”. Entre los 10 jugadores que participaron en la Copa Sinquefield, Niemann fue el peor clasificado y el que con menos posibilidades contaba para derrotar al campeón mundial que llevaba dos años sin perder.

Aunque la opinión pública se puso, en principio a favor del campeón, por su jerarquía y porque Niemann reconoció que cuando era más joven había hecho trampas en Chess.com, ahora está cambiando el viento y hasta figuras como Kasparov o grandes maestros como el español Miguel Illescas están explicando que es bastante probable que Niemann pudiese ganar a Carlsen sin tener que recurrir a trampas o ayudas externas.

Y como Carlsen no hace declaraciones, sino que lanza la piedra y esconde la mano o deja las partidas sin jugar, se le empiezan a reclamar explicaciones o pruebas que no es capaz de dar o que no quiere dar. Da la impresión de que se encuentra superado por una situación que el mismo ha provocado y de la que no sabe cómo salir ahora mismo porque no tiene las respuestas a los enigmas que por sus salidas de tono rodean sus partidas contra Niemann.

¿Un robo?

Frente a la surrealista teoría de las bolas anales, los expertos sospechan que Niemann se hizo con el plan de juego de Carlsen antes de tiempo, anticipando así su apertura sorpresa. El debate sigue abierto...

Carlsen ha sido uno de los hombres que ha devuelto a la ajedrez el prestigio y la atención. Su modo de jugar y su personalidad hicieron que todos los ojos se volviesen hacia él. Pero hasta ahora no había protagonizado una polémica como ésta. Es de las pocas veces que se enfrenta a un problema grave y ha demostrado muy poca madurez para enfrentarse al conflicto. Sigue actuando como si él fuera inocente y fuese Niemann el que tiene que dar explicaciones de las reacciones de su rival. Niemann, hasta ahora, ha mantenido la compostura y sus declaraciones, después de la primera polémica fueron muy claras y sensatas: había tenido mucha fortuna y poco más podía decir. Seguramente no esperaba que en este reencuentro, su rival no fuese capaz de aguantar el estrés y perdiera por su propia mano.