Bajo sopecha
El polígrafo de Robbi Lew, la jugadora del anillo vibrador, abre una nueva guerra en el póker: “¿Aprobé o fallé?”
Trampas, un robo de 15.000 dólares, un supuesto cómplice y un detector de mentiras mantienen vivo el mayor escándalo del juego de apuestas más famoso del mundo: ¿Quién dice la verdad?
Han pasado casi tres semanas desde que Robbi Jade Lew prendió fuego al mundo del póquer con sorprendente mano contra Garrett Adelstein en el Hustler Casino Live. A pesar de llevarse el bote de seis cifras, Lew le devolvió el dinero a Adelstein, quien la acusó de hacer trampa en el juego mediante el uso de un anillo vibrador. Desde entonces, la comunidad del póquer ha pasado los días analizando la mano y los gestos de los jugadores en cuestión, tratando de responder a la pregunta clave: ¿Hizo trampa? Y si es así, ¿cómo?
Muchos se pusieron del lado de Adelstein, quien hasta este incidente tenía una excelente reputación. Creían que Lew al devolver los 135.000 dólares estaban sumiendo su culpabilidad y no podían creer que ella pudiera hacer tal mano sin tener datos sobre las cartas en juego. Otros dicen que Lew hizo una jugada cuestionable que funcionó a su favor, y que reembolsar a Adelstein solo se hizo para calmar una situación tensa. Creen que Lew leyó mal su mano o simplemente no pudo justificar una decisión amateur. El consenso inicial se inclinó hacia la culpabilidad pero las dudas han ido aumentando con cada nuevo capítulo de este culebrón.
Tras desatarse el escándalo, el Casino Hustler anunciaba que realizarían una exhaustiva investigación y que podrían incluso realizar una prueba con el detector de mentirasdespués de haber señalado en un principio que no había “ninguna prueba de juego sucio aparte de las acusaciones de las partes implicadas”. Sin embargo, dicha investigación deparaba una sorpresa inesperada.
El robo de las fichas de Robbi
Y es que la controversia de Robbi-Garrett daba un extraño giro extraño cuando la investigación sobre las acusaciones de trampas descubrió que un miembro del personal robó 15.000 dólares (unos 15.500 euros) en fichas de póquer de Robbi Jade Lew, tal y como adelantó Poker News.Según un comunicado publicado en la cuenta de Twitter de Hustler Casino Live, el culpable en cuestión, Bryan Sagbigsal, arrebató las fichas “después de que concluyó la transmisión y mientras Robbi no estaba en la mesa”.
Lew optó por no presentar cargos, lo que inmediatamente amplio las sospecha sobre la jugadora y muchos sugirieron que era una señal de que Sagbigsal y Lew estaban trabajando juntos. ¿Estaba Sagbigsal robando, o estaba tomando su parte como infiltrado en la trampa más grande del Poker?
La jugadora se negó a presentar cargos contra Sagbigsal, y devolvió a Adelstein el dinero de la controvertida mano,135.000 dólares, para tratar de calmar la situación.
Un pasado turbio
Sagbigsal tiene un pasado complicado. Según sus registros públicos, estuvo involucrado en un robo y una fuga de prisión en 2017, junto con un cargo de agresión de 2018, y fue encarcelado en el Correccional de California en Sacramento. Los detalles del incidente no están claros, pero solo tenía 18 años en ese momento (24 ahora).
Lew explicó a Poker News por qué se negó a presentar cargos. “Recibí una llamada diciendo que se había descubierto un incidente secundario en su investigación en curso”, dijo Lew. “Este incidente involucró a uno de sus empleados que discretamente robó tres fichas marrones de 5.000 dólares de mi pila de fichas después de la transmisión”, añadió. “Al hablar con el detective, me enteré de que el empleado era relativamente joven, con dificultades económicas y sin graves delitos anteriores y llegué a la conclusión de que no era necesario presentar cargos para dañar la vida de un joven que ya se vería afectado por la repercusión de su delito y el despido de su empresa”. concluyó.
El propietario de HCL, Nick Vertucci, admitió en un podcast que no realizó verificaciones de antecedentes de sus empleados, a pesar de la naturaleza delicada de trabajar en un casino con millones de dólares en circulación. Lew reitera su inocencia y ahora anuncia que después de enterarse de los antecedentes de Sagbigsal, estudia presentar cargos contra él.
En este escenario la investigación siguió su curso. Robbi Jade Lew se ha sometido a pruebas para demostrar que el anillo de rubí de 124.000 euros no vibra, no oculta una cámara diminuta y no fue manipulado para ayudarla a ganar una controvertida mano de Texas. Lo mismo ocurre con el supuesto bulto en el costado de sus mallas de Versace, que los teóricos de la conspiración aseguran que ocultaba un dispositivo electrónico que le estaba dando información a un cómplice. La silla de Hustler Casino en la que estaba sentada también ha sido examinada, al igual que sus gafas de sol Fendi teñidas de rosa de 500 euros.
Detector de mentiras, superado
Comprometida con limpiar su nombre, Lew finalmente se ha sometido a una prueba de polígrafo, tal y como ha anunciado en redes sociales. ¿Aprobé o Fallé?, escribió Robbi en Twitter adjuntando los resultados de la prueba.
Los resultados indicaron que estaba diciendo la verdad cuando afirmó que no estaba haciendo trampa, usando ningún dispositivo ni conspirando con nadie más durante el juego. También se ofreció a entregar su teléfono a los medios de comunicación para demostrar que no tenía vínculos previos con Sagbigsal. La transparencia de Lew le ha hecho ganar muchos defensores pero no ha logrado acallar las críticas.
Muchos expertos siguen afirmando que las pruebas de polígrafo son notoriamente poco fiables y se preguntan por qué eligió hacer la prueba en Las Vegas por su cuenta en lugar de aceptar la oferta del propietario del casino, Eric Persson, de someterse al detector con su equipo de seguridad. Los documentos también revelan que Lew ha solicitado la ayuda de una firma de relaciones públicas con sede en Nueva York. Aquellos que encuentran creíble a la jugadora exigen a Adelstein que le devuelva el dinero a Lew, a pesar de que ya lo ha donado en su totalidad al programa Big Brother, Big Sister de Los Ángeles. Lew ha declarado que quiere donar al menos la mitad a una organización benéfica propia.
La batalla sigue abierta en el póker a la espera de que concluya la investigación: ¿Quién dice realmente la verdad?, ¿Habrá acuerdo Lew-Adelstein?...
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