La fe de los Hispanos no es suficiente ante Dinamarca en las semifinales del Mundial (23-26)

Qué equipazo Dinamarca, finalista del Mundial de balonmano. Y qué equipazo España, una selección a la que tienes que ganar varias veces, meterla en una caja, encadenarla, cerrarla con llave, tirarla al mar, y aún así casi siempre encuentra la manera de escapar y de seguir peleando. Varias veces tuvieron el encuentro crudo los Hispanos y resucitaron hasta que una parada de Landin a Ferran Solé abortó la última reacción.

Si Gonzalo Pérez de Vargas estaba haciendo un buen partido, otro más, y España iba perdiendo 6-10 era una mala señal. El fantástico portero hacía lo que podía para evitar que el conjunto nórdico se marchara, mientras que su homónimo del otro lado, Landin, hacía lo posible para que la distancia siguiera creciendo. Fue una guerra de porterías tremenda. El danés paraba todo lo que se podía e incluso alguna imposible, y por ahí empezó a disolverse el conjunto de Jordi Ribera la primera vez, con problemas en los lanzamientos. Estaban los Hispanos ante el más difícil todavía por el cansancio acumulado de los cuartos contra Noruega, con una grada llena de «vikingos» animando a los suyos y sobre todo por un rival extraordinario, el defensor del título.

Pero es tan extraordinaria esta selección de balonmano que no era una locura pensar en que podían conseguirlo, porque otras veces ya lo ha hecho, como en las semifinales del Europeo de hace un año, donde dieron un correctivo a Dinamarca. En esta ocasión se juntó demasiado. Empezó mal España, desorientada y dejando que llegaran balones al pivote Saugstrup. Pero es que menudos tres bichos había enfrente en la primera línea: Mikkel Hansen, el eterno, más tímido con el gol esta vez, pero con una calidad de pasa milimétrica y a veces incomprensible, porque ve el espacio donde no hay. Gidsel le acompaña. Ya fue nombrado el mejor del último Mundial y crece y crece, y amaga, y finta, y resuelve o pasa. El tercero es Pytlick, que apareció con un par de goles impresionantes cuando los Hispanos probaron la primera remontada. Porque la fe de los chicos de Jordi Ribera es infinita, y los recursos. Pese a un comienzo tan del revés, el cambio de defensa a 5-1, la calidad en la definición de Ángel Fernández y un par de contragolpes apretaron el marcador hasta el 10-11, pero los nórdicos dieron otro estirón.

Empezó la segunda parte Dinamarca con cinco goles de ventaja. Se ajustó en defensa España, con un trabajo fantástico de Kauldi Odriozola en el adelantado. En ataque estaba la lucha oscura de Serdio en el pivote y el talento de Álex Dujshebaev. Los Hispanos se pusieron 20-21, había partido, y mucho, y balón para empatar que se perdió. Se volvió a parar la selección y el campeón jugaba siete contra seis ante esa defensa de los de Ribera. Volvió al 20-25. Otra vez todo perdido, parecía que no había tiempo para el milagro, pero marcaron Cañellas, y Álex, y Kauldi a la contra. Quedan dos goles y un minuto y hubo otra recuperación, una parada de Gonzalo a Hansen en un penalti, pero el pie de Landin dio la réplica al otro lado en una acción igual con Ferran Solé.

23 - España: Pérez de Vargas (1); Solé (4, 3p), Maqueda (-), Gedeón Guardiola (-), Peciña (-), Cañellas (2) y Ángel Fernández (3) -equipo inicial- Corrales (ps), Alex Dujshebaev (5), Figueras (1), Serdio (3), Casado (-), Valera (1), Sánchez-Migallón (1), Dani Dujshebaev (1) y Odriozola (1).

26 - Dinamarca: Niklas Landin; Kirkelokke (1), Gidsel (3), Mikkel Hansen (4, 2p), Pytlick (6), Magnus Landin (2) y Saugstrup (5) -equipo inicial- Moller (ps), Jakobsen (3), Lauge (-), Mollgaard (-), Mensah (-), Jorgensen (1), Johan Hansen (-), Á Plogv Hansen (-) y Hald (1).

Árbitros: Schulze y Tonnies (Alemania). Excluyeron por dos minutos a Maqueda (2) y Odriozola por España; y a Saugstrup, Magnus Landin y Kirkelokke por Dinamarca.

Incidencias: Encuentro de semifinales del Mundial de Polonia y Suecia disputado en el ERGO Arena de Gdansk (Polonia) ante unos 6.500 espectadores.