Fútbol
Otro desastre histórico del Barça en la Champions: 4-0 y eliminado por el Liverpool
«Hemos aprendido de los errores del pasado». Fue la frase más repetida en la previa por los futbolistas del Barcelona. Pero las palabras se las lleva el viento. El fútbol, no. Y el Liverpool consiguió lo que parecía imposible: en Anfield, ante su público, remontó el 3-0 de la ida y se metió en la final de la Liga de Campeones. Eso parecía imposible... O no tanto, porque lo de los errores del pasado hacía referencia a que el año pasado, la Roma, en cuartos de final, logró remontar el 4-1 que sufrió en el Camp Nou. El hombre es el único ser vivo que tropieza dos veces en la misma piedra y el Barcelona es el equipo que se estrella una y otra vez en el mismo sitio: en Europa. De repente, en plena felicidad, irrumpió el Liverpool y ni triplete ni nada. No se saca la espina el equipo azulgrana, que tienen en la Champions la asignatura pendiente los últimos años.
Lo malo, o lo peor, no es perder, es hacerlo con todo a favor. Y es hacerlo con un último gol, el que te deja fuera, que sólo puede calificarse de ridículo. Fue así: córner a favor del Liverpool, y todos los jugadores del Barcelona, desde el portero al delantero, sin tensión, mirando a la nubes, o contemplando lo bonito que es Anfield, quién sabe. Alexander-Arnold se dio cuenta. Origi también. Alexander-Arnold sacó rápido y Origi sólo tuvo que empujarla. Era el cuarto tanto, adiós salvo un milagro que no llegó, por mucho que el Barça lo buscara a la desesperada en los últimos minutos. No estaba Iniesta para lograr la diana salvadora, como hace justo diez años en Stamford Bridge.
No tuvo ni opciones claras en ese final, salvo algún intento de Piqué, ya como delantero centro, a lo Alexanco. El problema para el equipo azulgrana había venido mucho antes. Incluso en el mentiroso partido de ida, que venció el Barcelona por 3-0 cuando había sido notablemente mejor su rival. Messi no pudo cambiar esta vez lo que por fútbol mereció el conjunto «red». Pero ni el golpe del Camp Nou fue suficiente para aplacar el espectacular espíritu del Liverpool. Lo tenía todo en contra, porque además del resultado, el equipo de Klopp tenía las lesiones de Salah y Firmino, dos de sus mejores futbolistas. Pero salió al encuentro con decisión. En el manuel de la remontada perfecta, el primer punto es: marcar un gol pronto. Y a los seis minutos, Jordi Alba cabeceó atrás un balón alto que fue a parar a Mané y que acabó en el tanto de Origi tras el rechace de Ter Stegen. Para los amantes de la estadística, el minuto seis es el mismo en el que se adelantó la Roma el año pasado en la debacle europea del Barça. Un mal presagio. Podían volver los fantasmas, y vaya si lo hicieron...
Pero quedaba mucho hasta que el desastre se confirmara. En medio, otra vez el partido que quiso el Liverpool con su presión a la desesperada: de ida y vuelta, sin control, sin freno. El conjunto inglés es así, lo complicado es saber por qué en 180 minutos de eliminatoria no ha encontrado el antídoto para salir de ahí. Volvió a entrar al juego de su rival y volvió a sufrir. Anfield da un plus, bienvenidos a la locura. En este tipo de noches es determinante que cuando la tengas, la claves: pero el tiro de Messi lo detuvo Alisson y la acción siguiente no la resolvió Jordi Alba cuando estaba solo y el disparo de Coutinho lo paró Alisson. El guardameta brasileño era el mismo que tenía la Roma la temporada pasada e hizo el trabajo de parar todo lo que le llegó. El Barça, con un gol, podría respirar, pero cada vez se fue alejando más de él. Con 1-0 pudo empatar. El 2-0 y el 3-0 llegaron seguidos, al comienzo de la segunda parte, de Wijnaldum, que había entrado por el lesionado Robertson. Todo acciones rápidas. Valverde intentó repetir la fórmula de poner a otro medio, como en la ida, pero no contaba con el córner incomprensible, el horror que los dejaba fuera. Ni Messi ni nadie encontraron la solución en el campo. Fuera, lo dijo Busquets: «Han sido mejores». Pero no atinaba a decir mucho más...
✕
Accede a tu cuenta para comentar