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Tiro con Arco
Andrés Temiño y Elia Canales, campeones del mundo de tiro con arco: "Es como si Corea viene y nos gana el Mundial en fútbol"
Andrés Temiño y Elia Canales hicieron historia con los títulos mundiales, en individual masculino y mixto, de tiro con arco. LA RAZÓN pasa una mañana con ellos en el CAR de Madrid, su lugar de entrenamiento
Hay muchas formas de llegar al tiro con arco. «Cuando nací, mi padre empezó a practicarlo y yo con dos años ya estaba con un arco en la mano. Soy de Zaragoza y antes de llegar a Madrid al Centro de Alto Rendimiento, mi padre era mi entrenador», dice Andrés Temiño. «Yo siempre había hecho otro tipo de cosas, tocaba la guitarra, iba a clases de inglés, era otro tipo de vida; y a los 13 años fui a un campamento de verano. El primer día me hice un esguince en el tobillo y no podía hacer muchas actividades. Me pusieron a tirar con arco, iba con las muletas por el bosque, pero lo pasé muy bien y se me dio bien. Cuando volví a casa se lo dije a mi padre y nos apuntamos juntos a un club de Tarragona», recuerda Elia Canales. «Yo no sabía ni siquiera que era un deporte, sabía que era algo que se hacía como para que la gente se lo pasase bien, pero no sabía que se competía y yo siempre había querido una medalla, trofeos, esas cosas, porque nunca las había tenido», añade la tiradora catalana, que en 2019 se instaló en Madrid.
Una hazaña en Corea
Elia y Andrés lograron una hazaña en el Mundial de Gwangju, en septiembre. Él ganó el oro en individual y juntos fueron campeones en el mixto, especialidad en la que Corea había subido a lo más alto del podio en todos los Mundiales, y en todos los Juegos (se incluyó en los dos últimos, Tokio 2020 y París 2024). «Es como si viene Corea del Sur aquí a España en fútbol y nos gana el Mundial, imagínate», describe Elia. «Es vencer a los mejores de la historia, y encima en su casa. Es histórico, y más para nosotros, porque España nunca había ganado un campeonato del mundo de tiro con arco» completa Andrés.
Por poner más en contexto. «En Corea, es el segundo o tercer deporte en cuanto a relevancia. Los arqueros top copan marquesinas, se los ve en rascacielos, en pantallas de metro. Es el único país del mundo que tiene una liga profesional regular, las grandes empresas tienen su equipo, pero como licencias sólo cuenta la gente que son profesionales, unos 2.000, que son muchos, porque aquí, y en casi todos lados, los nuestros son amateurs, cobran becas ADO o Podium o pequeñas subvenciones. Además, como allí no está considerado un arma, en los colegios tiran con arco desde pequeños. Es una religión», desgranan desde la Federación.
En España el grupo principal está en el CAR de Madrid. Atienden a este periódico en un día lluvioso de noviembre. Andrés (21 años) vive en la residencia Blume, mientras que Elia, que es un poco más mayor (24), ya pasó esa etapa y se ha buscado un piso de alquiler cerca. Todo es muy familiar. No ponen ni una pega pese a la lluvia para hacer las fotos, se colocan ellos mismos las dianas y hay una pizarra en la que está escrito el número de flechas que han tirado en la semana, y los aciertos de cada uno. «Tiramos seis días a la semana, lunes, martes, miércoles y viernes doble sesión, y dos o tres días gimnasio, aparte de las sesiones con el psicólogo. Tiramos unas 400 flechas al día. En una semana, calcula», desvela Elia Canales.
Al lado de las estadísticas, hay palabras escritas como «malabares» o «equilibrio con la punta de la flecha». «Eso lo hemos empezado hace nada», cuenta Andrés. «Aparte de fuerza y musculación, también trabajamos el tema de equilibrio. Por ejemplo, los malabares se hacen para mejorar la coordinación. Puede parecer un poco tonto, pero con la coordinación, aunque no al arco como tal, a lo mejor ayuda en el gimnasio a hacer más ejercicios», continúa. «Y cuanto más completo seas como deportista y persona, beneficia al tiro en sí», puntualiza Elia.
"Cuando tú ya te preparas para soltar la flecha y que salga, en ese momento lo que tienes que hacer es un tiro muy subconsciente"
En los últimos años han hecho concentraciones particulares. Antes de los Juegos de París, el equipo de tiro con arco se fue a un monasterio. Antes del Mundial, entrenaron en Ibiza a oscuras, con apenas unos focos en la diana. «Es porque hay una parte que es como la más importante, en la expansión, cuando tú ya te preparas para soltar la flecha y que salga, en ese momento lo que tienes que hacer es un tiro muy subconsciente, vamos a decir automático, en el que para no molestar a tu cuerpo, digamos, focalizas la atención en un punto. Básicamente es una meditación de unos segundos en todas las flechas. Para mejorar esa pequeña parte aprendimos a meditar mucho», describe Elia Canales. «Pero a mí me hace gracia lo de ¿ha sido la clave del éxito? No. Te ayuda a mejorar un poco, pero la clave es entrenar la parte técnica, la mental, la física», añade Andrés. «Entrenar, entrenar y entrenar», completa la medallista de oro.
"Cuanto más ruido haya, si eres capaz de concentrarte, mejor. En una competición puede no haber ruido fuera, pero sí en tu cabeza"
El aspecto mental lo preparan día a día. Mientras dos compañeros se pican en una competición de entrenamiento, el ruido en el CAR es constante, y los comentarios para poner nervioso. «Cuanto más ruido haya, si eres capaz de concentrarte, mejor, porque luego vas a una competición y no está todo en silencio», describe Andrés. «O sí, pero tu mente no», afirma Elia. «Tu cabeza tiene mucho ruido, muchos pensamientos», va en la misma dirección el campeón del mundo.
La diana está a 70 metros, el arco pesa tres o cuatro kilos y la potencia es de 24 kilos más o menos. «Eso ábrelo 400 veces al día», detalla Andrés. La tecnología apenas se usa para estadísticas o para medir el pulso. «En los Juegos sí que me lo midieron. Lo suyo es como bajarlas mientras estás tirando. Tú puedes estar muy nervioso, pero a medida que vas tirando las tienes que bajar; a lo mejor pues las bajaba a 70 y pico, y cuando has tirado te vuelven a subir, pero una barbaridad», descubre Elia Canales. El tiempo, por supuesto, también es un factor a tener en cuenta. Un día lluvioso como este de noviembre en Madrid es molesto, pero el viento es lo peor. «Tienes que estar más pendiente de las banderas, los árboles, tienes que saber leerlo», revela Andrés Temiño, que detalla que en alguna competición ha tenido que apuntar a la parte de afuera de la diana, a la blanca, para que vaya al centro, a la amarilla, guiada por el aire. Para su hazaña en Corea tuvieron que lidiar con la lluvia. Arrancaba, paraba mientras ellos competían, volvía a caer... «No podíamos dejar nada, porque se te hundía el pie hasta el tobillo», recuerda Elia. Otras veces el problema es el calor, porque en una competición pasan muchas horas en el campo de tiro. Para eso usan ropa que los proteja y hay quien apuesta por ponerse chalecos que se congelan.
Camino a Los Ángeles 2028
El Mundial de la gloria para España no es clasificatorio para los Juegos de LA 2028 (las plazas se empiezan a repartir el año previo). Antes, quedan muchas Copas del Mundo, dos Europeos, otro Mundial, muchas horas en el CAR y miles y miles de flechas.
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