Así fueron los cuatro triunfos de Carlos Sainz en el Dakar

Treinta y cuatro años separan el primer título mundial de Carlos Sainz en el World Rally Car hasta su cuarta conquista en el Dakar que acaba de terminar en Arabia. Toda una vida en lo más alto para un competidor nato que camino de los 62 años sigue ampliando un palmarés envidiable y empujando cada vez más el récord de piloto más veterano en ganar un Touareg. Hace ya mucho tiempo que siempre admite que con su edad, la retirada cada vez está más cercana, pero él no tiene prisa porque llegue ese momento y derrocha vitalidad y forma física. Después de ganar su segundo Dakar (2018) y con el adiós de Peugeot, parecía que había llegado el momento de decir adiós al polvo del desierto, pero a la vista está que cambió de opinión. Todavía prefiere tomarse las uvas y volar en busca de aventuras y de títulos, que es de lo que siempre se ha alimentado el madrileño.

Su hijo Carlos ha reconocido varias veces que alucina cuando baja a desayunar bien temprano y ya se encuentra a su padre corriendo en la cinta del gimnasio como un jovencito que empieza. Pero la alta competición es lo que tiene y Sainz senior nunca descansa. El Dakar siempre tiene piedras en el camino y en este 2024 él ha sido el que mejor ha sabido regatearlas y salvar los pequeños errores lo antes posible junto a su inseparable copiloto Lucas Cruz. Ha sido una carrera de eliminación, donde primero cedió Al Attiyah y en la penúltima etapa fue Sebastian Loeb el que rompía su Hunter y todo se terminaba.

El que podía haber sido el sexto Dakar para el príncipe qatarí o el primero para el francés, ha resultado ser el cuarto de Sainz, que ya es uno de los grandes señores del desierto. Por fin ha llevado a lo más alto el proyecto de Audi de construir un coche híbrido, con dos motores eléctricos alimentados por uno de combustión que hace de generador. Un vehículo futurista que con las directrices de Carlos, un experto en esto, se ha consagrado en el rally más duro del mundo, donde la fiabilidad es básica. El “Matador” ha ido día a día superando pruebas y mostrando velocidad y buena navegación cuando el terreno lo permitía. Es su primer Touareg con Audi, después de haberse coronado antes con Volkswagen, Peugeot y Mini Cooper.

Sainz, campeón del mundo de rallys en 1990 y 1992 con Toyota, se pasó al desierto en 2006, para disputar ese año y el siguiente las dos últimas ediciones del raid en suelo africano. En el 2009, el debut del Dakar en Suramérica abandonó en la decimosegunda etapa tras caerse por un barranco de cuatro metros por un error del libro de ruta y lesionarse su copiloto, el francés Perin. Una lección que le sirvió para coronarse por primera vez en 2010, con una actuación impecable en la que no hubo errores ni imprevistos.

En 2011 termina tercero por detrás de Al Attiyah y De Villiers y no acude en 2012, mientras que entre 2013 y 2017 acumula cinco abandonos.

Hasta que en 2018 llega su segundo triunfo, el primero con Peugeot, a los mandos de un 3008 DKR Maxi. Ahí es cuando él mismo reconocía que podía ser su última vez en el Dakar y qué mejor despedida que en lo más alto del podio.

Pero la llamada del desierto es más fuerte que las ganas de irse a casa y se une a Mini para crear un coche ganador. En 2019 una avería temprana le deja sin opciones y se dedica a ayudar a sus compañeros, además de llegarse la victoria en la última etapa.

En 2020 entra definitivamente en la leyenda con su tercer Touareg, ahora con Mini, y después de un mano a mano brutal con Nasser Al Attiyah, su máximo rival.

En 2022 llega a Audi para encabezar el proyecto del eTron, ese coche eléctrico que ha necesitado sólo tres ediciones para convertirse en campeón. El de este año era el décimo Dakar junto a Lucas Cruz y ha sido el del cuarto entorchado, cada uno con una marca diferente, confirmando que si Sainz no es eterno lo parece, y el desierto es testigo.