Eurobasket

España ante Alemania, más allá del éxito

La selección, después de superar todas las expectativas, disputará su undécima semifinal seguida de un Eurobasket. «Hay que competir y disfrutar», dice Willy

Sergio Scariolo afronta una nueva semifinal de un Eurobasket
Sergio Scariolo afronta una nueva semifinal de un EurobasketCLEMENS BILANAgencia EFE

Llega el fin de semana decisivo del Eurobasket y ahí sigue España. En el mismo lugar, las semifinales, al que siempre ha acudido desde 1999. La nueva España sigue peleando por las medallas como hacían sus mayores. Con siete novatos en una gran competición, inmersa en un inaplazable relevo generacional, con una lista interminable de bajas... España ha cogido por sorpresa a los organizadores, a Scariolo, a los propios jugadores y a la Federación en pleno. Si alguien llega a decir en vísperas del duelo ante Alemania que esperaba estar aquí, hubiera mentido.

Hay quien pone esta presencia entre los cuatro mejores del torneo a la altura de alguno de los oros que se conquistaron en 2009 o en 2011. En el campeonato en el que han fracasado las megaestrellas de la NBA, España simboliza el éxito del trabajo colectivo, del bloque, del sacrificio por el compañero y de la intensidad en el juego. Rudy se encarga de recordar una evidencia: «Aquí no vamos a tener a Pau para meternos 40 puntos». Ya no hay un Pau, tampoco un Marc, un Navarro o un Ricky así que Scariolo se las ha tenido que ingeniar para exprimir al máximo a un grupo que hace de la defensa su razón de ser. «La clave va a estar en la defensa individual que es la base de nuestro juego», asegura Scariolo. La defensa detuvo a Turquía, frenó a Lituania y desgastó a Finlandia en los dos últimos cuartos. Ese trabajo atrás es la mejor prueba de que todo el colectivo está implicado al máximo y que apunta en la misma dirección. La labor atrás de Alberto Díaz, Rudy o Garuba es tan importante como las acciones de Lorenzo Brown, Juancho, Brizuela o Willy en el otro lado de la pista.

Alemania ha evolucionado en el torneo en una dirección similar a la de España. «Son el mejor equipo hasta ahora no sólo por la fuerza que tienen, sino por cómo han jugado. Tienen kilos, centímetros, tiro exterior y además está el tema de jugar fuera de casa, que es otro factor importante. Habrá un ambiente –se espera a más de 15.000 alemanes– que pondrá mucha presión sobre jugadores y los árbitros. No podemos dejar que nos arrastren en la pintura y que hagan valer su superioridad física, porque lo pasaremos muy mal», comenta el seleccionador. Scariolo menciona un tema que inquieta en el grupo. El nivel del arbitraje en general está siendo la única sombra del torneo y se ha convertido en un motivo de preocupación antes del partido.

Rudy, que se ha visto en muchas de éstas, tiene clara cuál debe ser la actitud: «Hemos hablado de disfrutar este momento, de disfrutar la oportunidad. Este grupo se lo merece porque está trabajando con humildad y sería un premio increíble lograr una medalla. Estos chicos se lo merecen, empezamos con 24 jugadores como si fuésemos un equipo de fútbol y estos doce se merecen algo bueno. El que esté en la pista tiene que olvidarse de los dolores, de la tralla del campeonato y afrontar al máximo la semifinal porque no sabemos si volveremos a estar en una».

Para España será la undécima seguida –no falla desde 1999– y Rudy ha estado en todas desde 2005, a excepción de la de 2017. En 23 años son tres oros, tres platas y tres bronces. Enfrente está un rival que peleó en la élite subido a la espalda de Nowitzki, pero que en los últimos años ha estado lejos de la gloria. En su casa todo ha cambiado y eso que en las predicciones de la FIBA, Alemania era octava y España, séptima. Entre los semifinalistas sólo Francia, que aparecía segunda, ha cumplido con lo que se esperaba. Lo de Polonia es caso aparte, tenía trece selecciones por delante.

«Alemania es un equipazo, pero este es de los partidos que apetece jugar, trabajamos para esto», dice Willy. «No somos los más grandes, los más talentosos o los que mejor tiramos, pero cuando competimos...», apunta Juancho. España mira más allá del éxito.