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Triples, mates y... una boda

La muñeca de Curry y los saltos de Lavine reinaron en los concursos del All Star

Zach LaVine
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Que el All Star no es sólo baloncesto lo sabe muy bien la chica (Alex) a la que su novio durante los últimos tres años (Alex, también) pidió matrimonio durante el Saturday Night del Fin de Semana de las Estrellas. La cámara que busca parejas que se besen en el vídeomarcador pasó a retransmitir en directo por San Valentín una petición de mano que tuvo como testigo al abarrotado Barclays Center. Un pabellón inabarcable al que pusieron de pie la puntería de Stephen Caurry y los «muelles» de Zach Lavine, ganadores de los concurso de triples y mates, respectivamente. El hijo de Dell Curry hizo honor al apodo que Andrés Montes puso a su padre («Muñequita linda») y se adjudicó su primer título al mejor francotirador. La nómina de participantes era la mejor en mucho tiempo, con Kyle Korver como favorito al acreditar una media del 50 por ciento desde la larga distancia en lo que va de temporada. El de los Hawks Atlanta cayó en la primera ronda y en la final, Curry se convirtió en inalcanzable al encadenar trece aciertos seguidos en una edición en la que por primera vez había un carro completo de balones tricolores con valor doble.

Antes se habían disputado los concursos de habilidades y el de tiro, en el que participan una jugadora de la NBA femenina junto a una vieja gloria. Ganó el equipo de Dominique Wilkins, luciendo muchos kilos de más respecto a los tiempos en los que volaba por encima del aro. Por momentos, es difícil reconocer a muchas viejas glorias que caminan por los pasillos del pabellón. Anfernee Hardaway no es el jugador fibroso que fue, lo mismo que le sucede al ex de los Suns y ex alcalde Phoenix, Kevin Johnson. También estuvieron Pippen, Julius Erving, Bill Russell, Jerry Stackhouse, Chris Mullin y muchos iconos más de una Liga que celebra una especie de reunión anual cada febrero.

En la barra de la zona vip estaba apoyado Jason Collins, el primer jugador de la NBA en reconocer su homosexualidad, ya retirado y disfrutando del espectáculo. La voz de ultratumba que caracteriza a Dikembe Mutombo («si Dios hablara, lo haría como él», llegaron a decir) también sonó en las entrañas de la casa de los Nets, donde acudieron desde Paul McCartney hasta Rihanna pasando por John McEnroe y el abucheado Floyd Mayweather, con pocos simpatizantes en las gradas. No se lo perdió ni Ronaldo Nazario, que ocupaba una de las mejores zonas del pabellón y se sumaba al desfile de caras conocidas. Es lo que tiene hacer un All Star en la capital del mundo, que la pasarela de vips es interminable. Otra cosa será en 2016 en Toronto.

El concurso de mates coronó a Zach Lavine, compañero de Ricky en Minnesota y nuevo rey de los saltadores. Sus dos primeros mates se llevaron el pleno de puntos (50 cada uno) con toda la razón, porque estuvieron a la altura de los mejores años de esta modalidad, cuando Wilkins y Jordan paralizaban el mundo con sus duelos. Precisamente Lavine apareció en la pista con una camiseta del mítico Michael y con la música de la película «Space Jam». Hizo honor al guiño el jovencito, de 19 años, que debería estar en su segundo año de universidad, pero ya brilla entre los grandes. Él puso fin a la fiesta superando a Oladipo, que apareció cantando el «New York, New York» de Sinatra no precisamente afinando. Sus mates tampoco fueron lo suficientemente buenos para competir con el espectacular Lavine.

200 millones de euros en 4 días

Adam Silver, comisionado de la NBA, anunció que el impacto económico del All Star, sólo en la ciudad de Nueva York, será de 200 millones de dólares (176 de euros). Además de una competición, la NBA es una enorme multinacional enfocada a dar beneficios y en la que todos los eventos están patrocinados. Cada entrenamiento de este fin de semana, cada concurso, tiene asociado el nombre de una marca comercial que paga mucho dinero por estar presente. Sólo la conferencia de Prensa del máximo responsable fue sin rastro de publicidad, una charla institucional en la que anunció algunos cambios en el calendario de la próxima temporada. El comisionado quiere una Liga más humana para sus jugadores y se ha propuesto firmemente aliviar el esfuerzo de los protagonistas reduciendo el número de veces en las que tienen que jugar partidos en días consecutivos. «Vamos a eliminar las situaciones en las que se disputan cuatro encuentros en cinco noches», dijo. Algo que va a ser muy bien recibido en el sindicato que defiende los derechos de los trabajadores, a los que en ocasiones se les trata como pura mercancía. Silver también confirmó que va a revisar el sistema para elegir al equipo que tiene la primera opción en el draft. Se trata de evitar que muchas franquicias se dediquen a perder partidos para tener más posibilidades de fichar a una estrella.