Nueva York
Los Gasol, de casa de los abuelos al All Star
Marc Gasol: «Como en casa de los abuelos». Los Gasol recuerdan sus duelos de infancia horas antes de hacer el salto inicial del All Star en el Madison
Sue Bird se extraña al ver a tantos periodistas al lado de su mesa en el encuentro con los medios previo al All Star. La jugadora de Seattle, que participará en uno de los concursos de hoy junto al veterano Dell Carry, se da cuenta inmediatamente de lo que sucede y sonríe: «Estáis esperando a los hermanos Gasol, ¿eh?», dice, consciente de que su silla en el enorme salón del Hotel Sheraton será, en media hora, la de dos de los grandes protagonistas del Fin de Semana de las Estrellas de la NBA. Ambos van a hacer historia mañana al convertirse en los dos primeros hermanos elegidos como titulares, pero no quieren perder la normalidad que siempre ha acompañado sus carreras. A los dos les cuesta encontrar la palabra para definir lo que están viviendo: «Quizá felicidad sea la que lo englobe todo. Es emoción, satisfacción de representar a mucha gente que te quiere...», asegura Marc. «Lo de este fin de semana pasa una vez en la vida. Cuando éramos pequeños lo veíamos de otra galaxia, de otro planeta, y ahora vamos a ser protagonistas», añade Pau para explicar las sensaciones.
Ambos van a dejar una fotografía para el recuerdo con su salto inicial, un asunto casi íntimo, tan familiar como aquellos partidos que jugaban en casa de pequeños. «Lo que hacíamos años atrás en la canasta de la casa de mis abuelos lo haremos ahora delante de más gente y en el Madison Square Garden, una de las mecas del deporte en Estados Unidos», afirma Marc, mientras Pau está convencido de que las emociones aflorarán cuando el balón sea lanzado hacia arriba por el árbitro. «Tendré a mi hermano enfrente y será emocionante. Ahora que está a punto de suceder es cuando empiezo a creérmelo», añade el hermano mayor.
Los dos recurren a sus padres para explicar cómo han podido siempre mantener los pies en el suelo a pesar de sus éxitos. Hablan de valores, de humildad, de trabajo y de sentirse afortunados por lo que tienen y han conseguido. Marc afirma que el primogénito ha sido un ejemplo para él, del que ha aprendido cosas «no sólo de baloncesto». En cambio Pau, reconoce que no ha necesitado darle muchos consejos al mediano y que está orgulloso de su carrera y de su sacrificio para llegar a la élite.
En medio de la marabunta de eventos que supone un All Star van a intentar encontrar un momento para verse a solas, aunque si no lo consiguen, no tendrán más remedio que hacerlo mañana en el centro del parqué del Garden. Tanto uno como otro resoplan al ser preguntados si son los mejores hermanos de la historia del baloncesto. «Suena muy grande... quizá demasiado», contesta Marc. Y para Pau, ya sólo el hecho de que alguien los considere candidatos a ello es un premio.
Después de dejar huella en el All Star, el siguiente reto podría ser encontrarse en una final de la NBA. Los dos coinciden en que es difícil pero posible, por la calidad de sus dos equipos. En cualquier caso, prefieren disfrutar primero de este momento, que les invita a mirar hacia atrás. Pau al hacerlo ve el mismo hotel de Manhattan en el que fue elegido en el Draft de 2001, y Marc vuelve la vista a su primer All Star, en el que llevó la misma camiseta negra lisa de ayer. «No por nada, sólo porque me gusta. Sigo siendo el mismo, mi día a día no ha cambiado. Eso sí, aquí me va a visitar más gente en tres días que en Memphis en seis años». Por algo será.
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