Real Madrid Baloncesto
Multiusos Rudy
El Real Madrid se apoya en el escolta para ganar en Kaunas. La defensa desperezó al equipo de Laso
Flotaba Rudy Fernández por la pista del Zalgirio Arena en el tercer cuarto y Saras Jasikevicius miraba a su banquillo. Con un gesto tan expresivo como los que gastaba cuando era jugador parecía decir a sus chicos: «¿Veis cómo se juega a esto? Podíais aprender un poco». Rudy se encargó de solventar un partido que durante muchos minutos pareció una verbena y que se resolvió gracias al empeño del escolta y porque el equipo de Laso decidió defender durante algunos minutos. Tampoco hizo falta demasiado tiempo de esfuerzo atrás. Dos minutos antes del descanso, por aquello de que los lituanos no se lo creyeran, y un tercer cuarto que prolongó el esfuerzo anterior fueron suficientes para superar al Zalgiris. Los bálticos han vivido tiempos muchísimo mejores.
A una semana de la Copa, el Madrid da la sensación, por primera vez esta temporada, de que está con el colmillo afilado. Y Rudy, más que nadie. Después de su exhibición en el clásico de la semana pasada, fue el encargado de reventar el partido en Kaunas. Era uno de esos momentos en los que si el equipo no se centra, el rival de turno empieza a creer que está para algo más que una digna derrota y se crece. El tercer cuarto del escolta fue modélico. Todos los técnicos por los que ha pasado resaltan su capacidad para hacer muchas cosas en la pista, en los dos lados de la cancha. Y eso hizo en el tercer periodo, cuando el partido todavía estaba equilibrado. Rudy acabó con la desidia que marcaba el partido de los suyos haciendo un poco de todo. Un robo por aquí, una asistencia por allá, algún rebote atrapado y tres triples casi consecutivos... Lo que era una discusión equilibrada se convirtió en un monólogo y el Madrid se disparó incluso con facilidad. Para que Rudy se viera ayudado, el equipo defendió. El camino mostrado por Slaughter en el final del segundo cuarto fue secundado por sus compañeros y el Zalgiris se disolvió como una manifestación pacífica, sin hacer ruido.
Con el equipo acertadísimo en el tiro exterior (llegó a estar en un brillante 11/18 en triples), Laso siguió sumando efectivos para la causa. En Kaunas le tocaba a Nocioni. El argentino parece haber encontrado su sitio en la plantilla. Conoce el oficio como nadie y a estas alturas, también sus carencias. Sin ser titular, su aportación (15 puntos y 6 rebotes en 16 minutos) demostró que es aprovechable. Mientras, Jasikevicius seguía desgañitándose en el banquillo. En su homenaje aparecieron otros dos históricos del baloncesto lituano: Siskauskas y el gran Sabonis. Nadie del actual Zalgiris se acerca ni de lejos a su altura.
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