Baloncesto
Antetokounmpo, de la venta ambulante en Atenas al anillo de la NBA
La gran estrella de los Bucks campeones y MVP de las Finales fue propiedad del CAI siete meses antes de dar el salto a Estados Unidos
Ahora que está tan de actualidad Space Jam 2, la vida de Giannis Antetokounmpo (6-12-1994, Atenas) da para varias películas. A sus dos trofeos de Jugador Más Valioso (MVP), sus cinco veces All-Star y su nombramiento el año pasado como Mejor Defensor de la NBA, el alero griego ha sumado su primer anillo de campeón de la Liga estadounidense y el MVP de las Finales ante los Suns de Phoenix. Ocho años después de llegar a los Bucks, la franquicia de Milwaukee ha logrado un título que no levantaba desde 1971 cuando sus estrellas eran un tal Lew Alcindor -luego Kareem Abdul-Jabbar- y un tal Oscar Robertson.
Para entender la reflexión que lanzó la estrella de los Bucks antes del sexto y definitivo partido -”si te centras en lo que hiciste bien en tu pasado, es ego. Si sólo hablas de lo bien que lo vas a hacer en el futuro, es orgullo. Yo me centro sólo en el presente: eso es humildad”- hay que remontarse a los orígenes de su familia en Nigeria. Charles, su padre que falleció de un infarto en 2017, era miembro de la tribu yoruba. Aspiraba a ser futbolista profesional, pero una lesión de rodilla acabó con su sueño. Verónica, su madre, pertenece a la tribu Igbo y fue saltadora de altura. Ella es el gran referente vital de Antetokounmpo, cuyo apellido original era Adetokunbo hasta que obtuvo la nacionalidad griega en 2013.
A primeros de los noventa decidieron emigrar a Atenas y allí nació Giannis. Así relata José Manuel Puertas en el libro “Giannis Antetokounmpo. El MVP que surgió de la miseria” la vida de la familia en Grecia: “Charles hacía de todo un poco y Victoria cuidaba niños cuando podía. Otra opción habitual era la venta ambulante y, en temporada, ambos recogían naranjas en fincas próximas a Atenas”. Pronto comenzó Giannis a ayudar a la familia: “Thanasis -el segundo hermano- y Giannis se unieron a echar una mano en la economía familiar. Carteras, DVD’s, relojes, bolsos, sombreros, gafas de sol y otras baratijas formaban parte del modesto catálogo a la venta en diferentes ubicaciones estratégicas. La más habitual era bajo la Torre Atenas, el edificio más alto de la capital helena, repleto de oficinas y muy cerca de la estación de metro de Ampelokipoi. Pero también se situaban en otros puntos de frecuente paso de turistas. E incluso fuera de Atenas, en ciudades como Tebas o Egio, cuando ello era posible. Cuentan, y él mismo presume de ello, que el joven Giannis tenía una sagacidad y persistencia especiales para embaucar al comprador, superior a la de Thanasis. Quizá por ello disfrutaba tanto de acudir con sus padres a ayudarles a ganar unos euros”
“La educación en el colegio era griega, así como la ropa o la comida, pero en casa eran nigerianos. Los hermanos eran los únicos negros en su centro educativo. Escuchaban música de su país de origen y Veronica les hablaba en igbo, uno de los 250 dialécticos nigerianos. Y en el día a día, la disciplina era férrea y de sacrificio. De observar a su padre rechazando un plato de la escasa comida del día para que comieran los demás. Aunque en su casa normalmente si había comida para uno, la había para todos”, relata Puertas.
Los arrestos de la Policía griega eran habituales. “Hay quien recuerda incluso a Veronica arrodillada a las puertas de un juzgado ateniense frente a sus hijos, pidiendo clemencia. Años más tarde, Giannis lo explicó en Sport Illustrated: “Cada vez que nos detenían, mi madre decía que se había dejado los papeles en casa. Si los policías hubieran querido, la habrían mandado de vuelta. Pero le dijeron que se fuera a casa. Dios estuvo con nosotros”. Regularizar la situación en el país era un anhelo. Obtener un pasaporte, un sueño casi imposible”, cuenta Puertas en el citado libro. La infancia de Giannis también incluyó algún desahucio, la inundación de su casa, carreras delante de la Policía, incidentes racistas... Todo eso fue antes de que Giannis comenzara a despuntar y despertara el interés de más de un equipo europeo. Entre ellos estuvo el CAI, que incluso llegó a tener sus derechos entre diciembre de 2012 y julio de 2013 cuando su salto a Estados Unidos estaba más que decidido. En el otoño de 2013 ya jugaba con los Bucks.
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