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Superada la cuarentena

El Madrid se repone de lo de Estambul con una victoria terapéutica. Llull repartió 15 asistencias. El Andorra dio muchas facilidades.

Doncic machaca la canasta ante la presencia de Jelinek
Doncic machaca la canasta ante la presencia de Jelineklarazon

El Madrid se repone de lo de Estambul con una victoria terapéutica. Llull repartió 15 asistencias. El Andorra dio muchas facilidades.

Lo sucedido en Estambul ha dejado al Real Madrid renqueante. No había más que ver los rostros de la plantilla y los constantes ánimos de Laso a los suyos en el arranque para comprobar la pupa que ha hecho el partido ante el Fenerbahçe. Para olvidar la Final Four la mejor receta es un partido como el que abrió la serie ante el MoraBanc Andorra. Un rival que se olvidó de defender, que apostó por el intercambio de golpes y que antes del descanso ya se estaba planteando sacar la bandera blanca y mañana, en el segundo choque, ya veremos.

El grupo de Laso estaba advertido de la mejor versión del Andorra. Un grupo con facilidad para anotar y que en los tres precedentes de esta temporada –los dos de la primera fase y los cuartos de final de la Copa, el partido del famoso «Era campo atrás»– había forzado otras tantas prórrogas. La salida confirmó lo ya visto (16-17), pero el Madrid respondió con un parcial de 23-4 que empezó a curar las heridas de lo vivido en la Final Four. Los síntomas fueron esperanzadores porque la reacción fue cosa de todos. Reyes, Carroll, Hunter... se trataba de aprovechar las muchas facilidades de los andorranos, que durante demasiados minutos se limitaron a ver de cerca cómo atacaba el Madrid. Llull, horas después de recibir su segundo MVP en una semana, justificó los premios. No necesitó canastas imposibles en el último segundo o una racha explosiva de anotación. Apostó por que sus compañeros entrasen en juego. El que más lo aprovechó fue Randolph. Muchas de sus 15 asistencias fueron a manos del estadounidense, que sólo en el tercer cuarto anotó 14 puntos, casi tanto como todo el Andorra.

Más de medio partido fue una rehabilitación en toda regla. Con diferencias que superaron la treintena se trataba de sumar efectivos ante lo que se avecina y el objetivo se cumplió. Los andorranos ni se inmutaron. Estar aquí es un premio para ellos. Forzar el tercer partido sería poco menos que un título.