
Eurobasket
Willy y Juancho, un fiasco más allá de la familia
El papel de los hermanos Hernangómez en la pista durante el Eurobasket ha estado muy lejos del que requería su condición de referentes. Su continuidad en la selección es una incógnita

El 18 de septiembre de 2022 Guillermo Hernangómez y Wonny Geuer eran los padres más felices del mundo en el Mercedes Benz Arena de Berlín. Sus dos hijos, Willy y Juancho, eran los indiscutibles protagonistas del oro más inesperado de la historia del baloncesto español. España era campeona de Europa. El pívot era elegido el MVP del campeonato y el alero, MVP de la final después de clavar siete triples a Francia. Menos de tres años después el paso de los hermanos por el Eurobasket ha sido un fiasco para todos. Para ellos, para sus padres, para el seleccionador y para la Federación Española de Baloncesto (FEB). Una pesadilla en Limasol.
Los números no engañan. Más allá de los 10 puntos y 4,6 rebotes de promedio de Willy o los 7 y 3,4 de Juancho hay datos muy significativos que evidencian el flojo papel de los que eran los dos capitanes de la selección. El pívot fue el séptimo jugador en tiempo en cancha (17:15) y el alero, el noveno (15:30). Ambos estuvieron por debajo del 50 por ciento de acierto desde el tiro libre. Los dos fueron protagonistas en uno de los agujeros negros de la selección: 9/19 firmó Willy y 7/15 su hermano. El partido ante Italia con 0/8 en tiros de campo entre ambos fue la constatación de un torneo para olvidar. Y un "spoiler" de lo que iba a suceder ante Grecia.
Scariolo confiaba en que la capitanía, los 31 años y el ser el único jugador con más de un centenar de nacionalidades llevaran a Willy a convertirse en el referente del grupo. El seleccionador lanzó un mensaje de profundidad antes de afrontar el partido definitivo: "Tengo curiosidad por cómo cada uno de los jugadores es capaz de afrontar un partido como este". Ninguno de los hermanos respondió. Empezaron el partido en el banquillo y Willy también lo terminó allí. Sima, que apenas había jugado en el campeonato, le sustituyó en el segundo cuarto. La fugaz aparición de ambos en el comienzo del último periodo no sirvió para que Scariolo apostara por ellos en el momento de la verdad.
Si lo de Willy puede explicarse, en parte, con sus dos últimas temporadas en el Barça, lo de Juancho no tiene traslación posible del nivel de clubes a la selección. El alero se ha convertido en una pieza clave del Panathinaikos y la temporada pasada estuvo en el segundo mejor quinteto de la Euroliga, pero su torneo ha sido de una intrascendencia alarmante.
"Estamos preparados para trabajar y mejorar, siempre con sacrificio y disciplina. Nuestro futuro es brillante con jugadores jóvenes y con mucho talento. Toca bajar la cabeza, trabajar, mejorar, ayudar al otro y nunca perder la capacidad para disfrutar de lo que hacemos. Eso es algo que se ha transmitido de generación en generación. No es la forma en la que hubiéramos deseado acabar este torneo, pero estoy súper orgulloso de mis compañeros y del cuerpo técnico", apuntó Willy después de lo de Grecia en un importante ejercicio de abstracción.
Los otros dos jugadores llamados a ocupar un papel protagonista, Darío Brizuela y Santi Aldama, tampoco han aparecido cuando más se les necesitaba. Scariolo creyó ver en el escolta durante la preparación un liderazgo más allá de la cancha. Brizuela tuvo problemas físicos antes del torneo y el día de Grecia cayó lesionado por lo que apenas estuvo 10:26 en pista. Aldama no ha sido capaz de asumir el rol que requería el grupo. Ahora está por ver que los hermanos y Brizuela sigan en la órbita del equipo nacional. La figura de Aldama, con 24 años, se considera indispensable desde la FEB en el medio y largo plazo.
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