Deporte

Del baño con cocodrilos a un juego de brujas: los rituales más extraños del fútbol

Las supersticiones están muy vigentes en este deporte, y los deportistas hacen lo que sea con tal de atraer la buena suerte

Esperma de cocodrilo para entender la infertilidad masculina
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Las supersticiones, con sus respectivos rituales, han tenido lugar desde tiempos inmemoriales. No solo en la vida cotidiana han aparecido creencias sobre la buena o la mala suerte, así como características o hechos divinos que pueden influenciar a la sociedad, sino también el deporte, desde la Antigüedad, se ha dejado influenciar por estas conspiraciones, que han “ayudado” a deportistas a lograr su éxito.

Por ejemplo, cuando un jugador no mira o no toca una copa, entrar a la pista con el pie derecho o ser el último en entrar al campo son algunos de los ejemplos más sonados. Deporte y ritual son conceptos que la historia entremezcla en muchas culturas, como lo fue en la Antigua Grecia, así como en culturas precolombinas, asiáticas o africanas, entre otras, y estas han evolucionado con el paso del tiempo.

Los rituales nos sintonizan con nuestro centro, con la calma y el equilibro. Nos ayudan a desestresarnos antes de comenzar un acto. Nos liberan del miedo, del sufrimiento y de aquellos pensamientos que puedan generar desconfianza en nosotros mismos. Así, nos ayuda a entrar y permanecer el mayor tiempo posible enfocados y a saber transformar los momentos de caos en aceptación para volver de nuevo al foco. Es un guía, una línea de vida que mantiene al deportistas sujetado al partido.

¿Cuáles son los rituales más famosos en el fútbol?

Uno de los rituales más famosos es la haka antes de cada partido internacional que fue adoptada por la selección masculina de rugby de Nueva Zelanda, y que últimamente, también ha sido adoptada por la selección femenina. No es un baile cualquiera y tiene un objetivo totalmente vigente, ya que ancestralmente era utilizada por los guerreros maorí para demostrar su fortaleza física, unidad y orgullo e intimidar a sus enemigos.

Otro de los casos más espectaculares es el del baño con cocodrilos. En 2008, la directiva del Midland Portland Cement, equipo de Zimbabue, decidió llevar a sus jugadores a bañarse al río Zambezi para “alejar a los malos espíritus”. Pero esas aguas estaban habitadas por hipopótamos y cocodrilos. Dieciséis jugadores entraron al río pero solo quince regresaron a la orilla, por lo que se piensa que el futbolista que faltó se ahogó o se lo comieron.

El portero del Spartak de Moscú, Artyom Rebrov, besaba cada uno de los postes de su portería antes del partido. Creía que besar aquello que defendía traería a la buena suerte. Así, Lauren Blanc también lo hacía, pero en este caso, besaba al portero de su equipo, Fabian Barthez, en su calva, durante la Copa del Mundo de 1998. En este caso, trajo la suerte, ya que Francia acabaría ganando ese Mundial.

Los porteros españoles también ha probado otros rituales. Es el caso de Pepe Reina, que admitió que uno de sus rituales era echar gasolina en su coche antes de los partidos. Íker Casillas, por su parte, jugaba con las medias del revés porque “daba buena suerte”. Por otro lado, muchos de los jugadores que pasaron por el fútbol español tenían la costumbre de no tirar a portería durante los calentamientos, ya que pensaban que podían “gastar los goles”, y de esta forma, disminuir las probabilidades de marcar durante los partidos.

El rumano Adrian Mutu, un mítico de la selección de Rumanía, fue conocido por poner algunas hojas de albahaca en sus calcetines, antes de los partidos, pero también lo fue por su encuentro con un grupo de brujas. Se dice que una antigua novia le lanzó un maleficio, y aunque no le hizo mucho caso, la carrera del jugador nunca volvió a ser la misma. Incluso, tuvo que cumplir una suspensión de nueve meses alejado de los campos.