POLÉMICA
El brutal accidente de Küng reabre el debate en el ciclismo
La aparatosa caída sufrida por Stefan Küng y el hecho de que terminara la carrera ha provocado un aluvión de críticas a los protocolos de la UCI y reabre el debate sobre la protección de los ciclistas.
Se estaba disputando la contrarreloj individual de los Campeonatos de Europa de Ciclismo en la provincia neerlandesa de Drente cuando la imagen aterradora de Stefan Küng enganchándose con las vallas estremeció al mundo del ciclismo.
En un tramo muy rápido y a unos 60km/h, el corredor suizo no fue avisado por el coche de su equipo de que las vallas se metían dentro de la carretera invadiendo una parte del trazado. Küng, con la cabeza prácticamente entre sus brazos para buscar la posición más aerodinámica posible, no se percató de la situación y se fue acercando peligrosamente al obstáculo ... hasta que salió volando contra las vallas.
No tardó en levantarse del suelo, cara ensangrentada, casco roto y una imagen más que preocupante. A pesar de eso, Küng solo tenía una cosa entre ceja y ceja: llegar a la meta. Ya fuera de toda opción de medalla, el ciclista recorrió la última parte del trazado para llegar a la meta en la undécima posición y con un rostro de película de terror, con la mirada perdida.
Al ser examinado, Küng fue diagnosticado de una conmoción cerebral, además de fracturas en la mandíbula y en una mano. Lo que al principio fue leído como una heroicidad por parte del corredor del equipo Groupama-FDJ fue hora más tarde tomado como una imprudencia, un acto temerario que pone en riesgo la salud de los corredores. ¿Deberían haber permitido los jueces de la carrera que Küng se volviera a montar sobre la bicicleta sin antes tener una exploración médica que pudiera evaluar los posibles daños que puede haber sufrido tras la aparatosa caída?
Un debate que se vuelve a reabrir en el mundo del ciclismo. Corredores como Pidock o Froome ya han criticado anteriormente la peligrosidad de las "cabras", las bicicletas de contrarreloj, un problema que tras la caída de Küng vuelve a estar encima de la mesa. Lo mismo pasa con el protocolo que la UCI tiene para detectar las conmociones cerebrales: aplicado después de que Romain Bardet confesara que había corrido más de 90km de una etapa del Tour sufriendo una conmoción cerebral, el protocolo trata de unas preguntas para evaluar una posible pérdida de memoria, así como la evaluación de aspectos físicos (dolor de cabeza, náuseas, visión doble, mareos u otros síntomas). Los resultados de esta evaluación son los que indican si el corredor puede continuar o si el riesgo es suficiente para que no se vuelva a montar sobre la bicicleta.
En todo caso, el protocolo se quedó en la teoría y no fue aplicado tras el grave accidente de Stefan Küng, con la comunidad ciclista pidiendo que la UCI tenga más en cuenta a los corredores y a su salud.
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