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Cara a cara: ¿Ha sido la Liga de Messi?

La Razón
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Estamos ante el mejor jugador del mundo; por Carme Barceló

A ver, querido Duro, dame un momentito que entre el cava, los petardos y las bocinas casi no me entero de lo que me dices. Además, estoy mandando a imprimir una edición ilimitada de camisetas con un #yovijugaraMessi que espero me sirva de sudario dentro de muchos, muchos años. Estamos ante el mejor jugador del mundo que lleva camino de convertirse –para algunos lo es ya– en el mejor de todos los tiempos. Este Messi reinventado en lo táctico, en lo físico y en lo psíquico ha eclosionado para llevar a su equipo, el club que lleva en el corazón desde los 13 años, a lograr el primero de los tres títulos a los que opta esta temporada. Si algo hay que agradecerle a la debacle de Anoeta es la resurrección de este equipo campeón. Saber resurgir, rehacer y corregir como lo ha hecho es sinónimo de excelencia. En el caso de Leo, más de lo mismo. Esta Liga se la va a dedicar a los que le quieren y a los que dijeron que nunca más volvería a ser el mismo.

Bartomeu

Esta campaña han sucedido muchas cosas. Dentro, fuera y en el entorno del club. Bartomeu acertó convocando elecciones y bajando el tono ambiental. Recondujo el fracaso de la temporada en blanco del Tata, apoyó a Luis Enrique, gestionó con inteligencia las idas y venidas de los egos de unos y de otros y el resultado final no ha llegado aún. Te recuerdo que esto no ha hecho más que empezar. Las sensaciones que despierta este Barça dan pie a ser optimistas y a pensar que el triplete está cerca. De momento, ya lleva un tercio. Otros que hablaban de sextetes ni lo huelen.

¿El pichici es un título?

Lo pregunto porque, tal como lo celebra el madridismo, parece que se haya convertido en una nueva copa que colocar en las vitrinas. Es un título individual que va a ganar uno de los jugadores más egocéntricos que ha dado la historia del fútbol y que da la sensación de que lo ha conseguido solo. O eso proyecta. Y eso que le han echado en falta en los partidos más trascendentes, por no hablar de la inoportunidad de ciertas celebraciones. A Cristiano me da a mí que la temporada ya le compensa. Llamadme malpensada...

Es lo menos tras dos años desaparecido; por Alfredo Duro

Lo de Messi han sido unas largas vacaciones de un par de años en las que el barcelonismo le ha perdonado todo. Después del gatillazo de la pasada temporada, en la que Messi se limitó a prepararse «su» mundial sin importarle lo más mínimo lo que su equipo exigía, ya no había excusas. Messi y su entorno, que asistieron con algo más que resignación en Zúrich a la entrega del Balón de Oro a Cristiano Ronaldo, no han tenido más remedio que mirarse al espejo y comprobar que la sombra del Madrid y de CR seguían siendo alargadas. La sombra de un campeón de Europa que nunca se ha rendido y de un jugador que ha sabido sobreponerse a un montón de problemas para mantenerse como Pichichi y recordarle a Messi que tendrá que seguir sudando para que tú, Carme, vuelvas a descorchar una botella de cava.

Desautorizar

Es curioso que en un caso como el de Messi haya tenido que aparecer toda la artillería institucional del club para desautorizar a su entrenador y plegarse a los caprichosos de su estrella. No puedes negar que en la temporada de Messi ha habido tiempo para las conspiraciones contra Luis Enrique y un más que indisimulado órdago hacia el entrenador por parte de los que mandan. Los que mandan en la cúpula y los que mandan en el vestuario, con tu queridísimo Messi al frente.

Cristiano le mira a la cara

Entre copita y copita de cava, y mientras festejas por anticipado un triplete que se te puede atragantar de forma crónica, te recordaré que en esta «liga de Messi» la figura de Cristiano Ronaldo se mantiene en pie hasta el final. Mirándole a los ojos al rosarino y recordándole que la lucha continúa. Un nuevo triplete en Cornellá coronarán al portugués con un nuevo y merecido Pichichi. Tómate otra copita de mi parte por eso. Y como te dije en «El Chiringuito de Jugones», sirva esta temporada de Messi para que aprendas a valorar y reconocer de una vez por todas el mérito de Cristiano por aguantar el tipo ante tu consentida estrella y recordarle que, en cuestión de goles, la liga habla portugués.