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Cara a cara: ¿Hay que cambiar ya el juego de toque?

Cara a cara: ¿Hay que cambiar ya el juego de toque?
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Somos la España «vintage»; por José Luis Sánchez

Toque, toque y toque. Sé que el estilo rutinario de España te enamora, pero hemos llegado a un punto donde aburrimos a las ovejas. Debes entender el progreso como algo positivo y no crítico. La evolución es buena; de lo contrario, el sistema de Helenio Herrera seguiría vigente o la revolucionaria apuesta de Sacchi continuaría ganando. Es hora de dar carpetazo a la monotonía del pase. Debemos pisar el acelerador, ser eléctricos, aprovechar las otras virtudes de los convocados por Del Bosque. Me gusta la verticalidad de Pedro o el entusiasmo de Koke. Y eso que no están en Brasil ni Jesé ni Deulofeu. Son el futuro, y, con ellos, el toque tiene fecha de caducidad.

Xavi «condena» a España

En ese redundar del juego español hay un protagonista: Xavi. Llevó con elegancia y sensatez el timón durante un lustro, pero su ritmo, desde hace dos temporadas, es lento. Y eso condena a España. Está en el Mundial porque han llegado a una especie de acuerdo. Martino lo tuvo claro. Del Bosque, no. Ante Holanda fue un lastre. Es duro presenciar el ocaso de los futbolistas, pero no deben engañar a la gente. Seguirá teniendo destellos, pero no está para el máximo nivel. Mientras siga siendo la referencia, el juego está condenado. Pero en este equipo algunos juegan por decreto o méritos pasados. Xavi, el futbolista «vintage».

La Masía se queda sin padres

Sorprende cómo ahora nadie quiere reivindicar la Selección. Cuando se ganaba, desde un sector muy reconocido, se repetía: «¡Son de la Masía!». Ahora, Piqué viene del Manchester United; Pedro tiene que sacar su DNI y decir que es canario; Fàbregas ya es del Chelsea; Jordi Alba jugaba hace dos años en el Valencia; y al resto se les tapa para señalar a Casillas o Ramos. Curioso cómo los padres de este equipo han ido desapareciendo. Me suena mucho, es vuestro estilo. ¿Sabes cuándo me gusta más España? Cuando pierde y se siente sola. Los de verdad estaremos siempre.

Cuidemos el estilo que nos legó Luis; por J. Damián González

Más allá de ciclos alcistas o a la baja, a Brasil se la ha identificado con el «jogo bonito»; a Italia, con su «catenaccio»; a Alemania, con su poderío físico; a Holanda, que nunca ha sido campeona, por aquel fútbol total de la «naranja mecánica» del Ajax de Cruyff; y a España... A España, con eso de la furia que, al final, «ni chicha, ni limoná». Pues bien, Luis Aragonés, el maestro del contragolpe en el Atlético, supo modernizar su libro de cabecera y encontró la fórmula mágica, la de los «bajitos jugones», cuando para contrarrestar nuestro déficit de la «condición física de base y tal» decidió juntar a Xavi, Iniesta y Silva y... a jugar. Eureka: España por fin tenía un sello propio, el toque. Y no nos ha ido mal encadenando dos Eurocopas y un Mundial, casi nada al aparato.

¿Innegociable?

No, no se trata de llevar hasta un extremismo de secta que «el estilo es innegociable», frase tan habitual de Xavi, el hombre que ha comandado ese juego exitoso, primero con Luis, al que adoraba, y luego con Del Bosque. No, porque es verdad que no hay un solo modelo que garantice el éxito, que se puede ganar «a lo Menotti y a lo Bilardo», pero sí que esa seña de identidad no puede (ni debe) perderla España. Eso sí, el toque no puede ser horizontal, lento, de enredar y enredar la madeja, sino con una circulación rápida del balón, con entradas por bandas y desmarques de ruptura o en diagonal.

Todas las canteras son válidas

Lo que me parece demagógico es criticar ahora el sello de la cantera de la Masía, donde a partir de Cruyff creció una forma de jugar por lo general vistosa, y que puso de moda la escuela del «4», el mediocentro creativo tipo Milla, Amor, Guardiola... A ver quién se atreve a criticar entonces la maravillosa cantera del Madrid, con otro sello distinto y elogiable; o la del Athletic de Lezama, o la andaluza del Sevilla. Así que mantengamos el estilo, Sánchez... pero bien ejecutado y como Dios manda.