Tribunales
"Caso Alves": «Volvió muy borracho, se chocó con el armario y se desplomó en la cama»
La mujer de Dani Alves revela el elevado consumo de alcohol del brasileño. Uno de sus amigos testifica en el mismo sentido
La segunda jornada del juicio por agresión sexual a Dani Alves contó con la presencia al completo del «clan Alves». Su mujer Joana Sanz relató que la noche en la que su marido es denunciado por violación ella estaba en su domicilio en Barcelona y Alves llegó a casa pasadas las 04:00 «muy borracho, olía a alcohol, se chocó contra la mesilla, contra el armario y se desplomó en la cama». Uno de los amigos del futbolista con el que estuvo ese día, Bruno, asegura que Alves habría «bebido más o menos una botella y media de vino, dos copas de whisky y dos gintonics antes de llegar a Sutton».
Los Mossos d’Esquadra han confirmado que las imágenes de las cámaras de la discoteca Sutton «corroboran completamente» la denuncia de la joven que acusa a Alves de violación. Una decena de agentes de los Mossos, que atendió a la víctima cuando estaba en «shock», se «derrumbaba» al dar detalles de la violación y se resistía a denunciar porque temía que no la creyesen o que se difundiera su identidad, testificó ayer. Una de las agentes que tomo declaración a la víctima, a la que vio «muy afectada», ha certificado que su denuncia de lo ocurrido quedó «corroborada completamente» con las imágenes de las cámaras, que registraron los momentos previos y posteriores a que ambos entraran en el baño de un reservado.
Otra agente de la Unidad Central contra las Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos testificó que en un primer momento intentaron tranquilizar a la víctima antes de su declaración, pero que cuando la chica llegó al momento de explicar la agresión sexual «se derrumbó un poco».
Fueron los agentes quienes le comentaron el escenario que se abría si denunciaba o si no lo hacía, ya que el temor de la víctima era que se divulgara su nombre o que no la creyeran, ya que el acusado era una «persona conocida», por lo que se sentía «impotente».
Los agentes que atendieron a la víctima en la discoteca han relatado que la joven estaba en «shock» y que no paraba de llorar, por lo que la tuvieron que calmar, ya que apenas era capaz de articular palabra. A los dos agentes que la atendieron en la discoteca la víctima les dijo que «no quería dinero, solo justicia».
Los Mossos han insistido en que la joven tenía miedo a denunciar a Alves, tanto por el temor a que no la creyeran como por la repercusión mediática que podía tener el caso o la posibilidad de que trascendiera su nombre. Además, a uno de los primeros agentes que la atendieron le confesó que se sentía «culpable» por lo que había pasado con Dani Alves, aunque los Mossos, han explicado, le hicieron entender que la víctima era ella.
Otra de las agentes que ha declarado es la responsable de la UCAS, que fue la que se encargó de coordinar la detención de Alves en el despacho de su abogada en Barcelona, adonde el futbolista brasileño viajó desde México, país al que había regresado tras los hechos porque entonces jugaba con los Pumas de la UNAM.
Según ha explicado, se llegó a un acuerdo con la abogada del deportista para evitar una detención en el espacio público, con el fin de proteger la identidad de Dani Alves, puesto que eran conscientes de la relevancia «mediática» del presunto agresor. Un relato que ha corroborado uno de los Mossos que practicó la detención del acusado, quien ha explicado que ese tipo de arresto discreto fue decisión de sus «jefes».
El director de Sutton, que también compareció como testigo, ha explicado que Alves era un cliente habitual del local, ha detallado que se enteró de lo ocurrido al ver a la chica llorar, por lo que se acercó a ella y a sus dos amigas. «Costó muchísimo que nos dijera lo que había pasado», ha precisado.
Cuando este hombre estaba hablando con las tres jóvenes, Alves pasó por delante de él, caminando recto, sin despedirse, para salir de la discoteca, momento en el que la víctima les dijo que «había sido él», ha relatado. Según el responsable de Sutton, la joven estaba «bastante alterada» y repetía que se quería ir a casa y, ante su insistencia para saber lo ocurrido, finalmente les dijo que había sido víctima de una agresión sexual. «Me dijo que no la iban a creer», recordó el testigo, que también ha precisado que la joven comentó que había entrado de forma voluntaria al baño donde se produjo la violación pero que una vez dentro quiso salir y «no pudo».
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