Motociclismo
A rueda: Tambores de guerra
Puede que sólo fuese un lance más de carrera, que ya esté todo hecho, que Marc Márquez tenga otro Mundial en la mano. Es el líder, ahora mismo es el mejor piloto y cuenta con una máquina que funciona de maravilla. Todo perfecto. Pero un detalle del «carrerón» de ayer me hizo recelar sobre lo que queda. Faltaban ocho vueltas para el final. Un carrusel de pilotos luchaba por el triunfo con un cuchillo entre los dientes. Parecía Moto3, pero era MotoGP. De repente, Márquez metió su moto por un hueco imposible y apartó a Rossi de la trazada con un leve toque. Iban al límite, como todos.
Pero a muchos se nos vino a la cabeza lo ocurrido en Sepang hace dos años, cuando el italiano, preso de la tensión, tiró a Márquez con una patada y acabó con sus esperanzas de lograr su décimo título. Y Valentino no lo ha olvidado, como se ha encargado de repetir cada vez que ha tenido oportunidad. Para el de Tavullia, Márquez le «robó» un Mundial que acabaría ganando Jorge Lorenzo.
Agresividad
No es baladí recordar aquella polémica en estos momentos: «Si este es el juego, habrá que jugar así», dijo Rossi ayer sobre la agresividad de Márquez y del resto de pilotos que compiten hoy en día. Valentino avisa. Ya no se juega nada e irá a por todas tal y como hacen sus jóvenes rivales. Zarco, que ya estuvo a punto de tirar a Márquez ayer, y Iannone, son pilotos que no miden sus acciones. Van a lo loco: si van al suelo, se levantan. Y si arrastran a otro, mala suerte.
Márquez tiene que ser muy consciente de ello. Son 33 puntos de ventaja sobre Andrea Dovizioso con tan solo dos carreras por disputarse, sí, pero los rivales están ahí, sedientos de victorias y sin nada que perder. Y la próxima carrera es en Malasia, en el circuito de Sepang.
No, aún no ha terminado este Mundial.
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