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Cara a cara: ¿Hace bien el Real Madrid respondiendo a los ataques?

Cara a cara: ¿Hace bien el Real Madrid respondiendo a los ataques?
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Sí: mano dura contra la mentira; por Alfredo Duro

Supongo que tú, Carme, tan defensora de la libertad de expresión en estos tiempos de protestas y retorcidas reivindicaciones, estarás de acuerdo en que el Real Madrid, que también la tiene, haga uso de ella y se ponga serio para frenar esta disparatada escalada de insultos y acusaciones. Es lo que exigen las circunstancias y también los millones de madridistas que ya están hasta el gorro de tanta miseria verbal. Esa con la que se intenta manchar la sucesión de éxitos y conquistas que han convertido al madridismo en la religión más odiada del planeta futbolístico. Se han escrito y dicho tantas barbaridades que sólo se puede responder poniendo a la mentira ante el implacable juicio de la ley.

Ovrebo y Aytekin. Es intolerable la vara de medir que utiliza el antimadridismo para sacar a relucir sus enfermizas obsesiones. Gente a la que no se le cayó la cara de vergüenza después de vivir a un palmo de narices los escandalosos arbitrajes de Ovrebo y Aytekin, héroes mitológicos del imaginario barcelonista, se permiten ahora el hipócrita lujo de hablar de robo y atracos. Y lo hacen después de que a Isco se le anule un gol legal a todas luces y de señalarse un penalti que incluso ha reconocido un «héroe» del madridismo como Hristo Stoickkov. ¿Se puede tener más desfachatez?

Las razones de Zidane. La barra libre de injurias contra todo lo que representa el Madrid tiene un límite y exige mano dura e implacable para combatirla. Zidane, que es un indiscutible ejemplo de mesura y equilibrio, ha desenmascarado la única razón que está detrás de esta histérica ola de ofensas: la envidia. Habría que ir más allá incluso y acabar destapando los excesos de bilis y rabia que siguen generando los éxitos del Madrid. Una plaga que, en realidad, sólo esconde la incapacidad de justificar los fracasos de todos los que, durante estos días, han enloquecido de odio y celos.

No: En color, tampoco se puede quejar; por Carme Barceló

Jaculatorias. Lloros. Abrazados al manto de la Virgen de los Dolores. El drama que viene. Sí, has leído bien, apreciado Alfredo: el drama que viene. Porque me da a mí, llámame malpensada, que el Real Madrid se está preparando por si pintan bastos en la Champions y caen eliminados ante el Bayern. Escriben el prólogo de lo que les puede caer encima si esta temporada se quedan en blanco. Listos son. La polémica del penalti, claro para mí y para miles de personas, les ha abierto una nueva puerta: la del victimismo. Colaboran todos: Zidane, Florentino, jugadores y representantes de las instituciones y organismos afines. Libertad de expresión para quejarse, por supuesto. Y para montar una estrategia, también. Dicen que hablar de robo es una vergüenza. Más lo fue el partido que hicieron en el Bernabéu, pero eso ha quedado en un segundo plano. Por eso preparan este decorado. La realidad futbolística es tozuda y pueden quedar apeados de todo. Que le salga el orgullo habiendo pasado a «semis» de esta forma es lo que me faltaba.

Y el «Villrato», ¿qué?. Quiero refrescarte la memoria. «Villarato». ¿Recuerdas? ¿Cuantos años ha tenido que sufrir el barcelonismo la acusación de que los les árbitros favorecían? Zidane acaba de saber lo que se siente en estos casos, con la diferencia de que el club azulgrana ha aguantado lo inaguantable durante años. La excelencia del equipo quedaba siempre cuestionada. Habría que recordarle dónde nació el concepto y quiénes le dieron alas. Bienvenido al club, Zizou.

Parecve mentira...que sea el Madrid el que enarbole esta bandera. Cuando las Copas de Europa eran en blanco y negro ya recibieron ayudas demostradas, denunciadas y recordadas estos días en las redes sociales. Entonces no existía el antimadridismo, claro. Ése que hoy denuncia Zidane. En color, tampoco se pueden quejar. Se acabó lo bueno, Alfredo.