Fútbol

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Dios también descansa

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Ver un partido del FC Barcelona con su máxima estrella, el mejor jugador del mundo, sentada en el banquillo, es demasiada ventaja para el adversario. Por muchos 20 puntos de ventaja (19 más «golaverage») que lleve a su máximo rival. Incluso tratándose de un derbi, con los «matices» que han adornado este partido en los días previos, debo confesar que he sido yo el primero en sorprenderme con la imagen del «Shiquetito» sentado al lado de los suplentes. Ese no ha sido nunca su lugar natural.

«Hay que protegerle». Pero hay razones para explicarlo. Igual es conveniente echar la vista atrás un poco y recordar cuando la fatiga muscular y la sobrecarga de partidos y minutos dejaron KO a Messi durante semanas. Cuando sus adductores y sus isquios llegaban a la recta final de la temporada cogidos con alfileres, privándonos de ver la mejor versión de Leo. Porque en la cabeza del más grande, además de darlo todo por la camiseta del equipo de sus amores en las tres competiciones en las que está vivo el FC Barcelona, también está el Mundial. No debemos olvidar que está a la vuelta de la esquina, y seguro que Messi piensa cada día en ponerle su nombre y su apellido.

«Normalidad a todo» La gestión que está llevando a cabo Valverde de la plantilla y del rendimiento de cada uno de los jugadores, le otorga barra libre para rotar con quien quiera, cuando quiera y como quiera. La culerada le va a entender. Y más si es capaz de sentarse una vez acabado el partido delante de los micrófonos y, con la naturalidad que acostumbra, dar normalidad y sentido común a absolutamente todo lo que rodea al Barça. Incluido a dejar al «Shiquetito» en el banquillo. Porque, por mucho que cueste creerlo, D10S también descansa.