Real Madrid

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El chiringuito de Pedrerol: Así, así, así gana el Madrid

Zidane no tiene una flor: tiene a Ramos. El equipo blanco no se rinde jamás y con su remontada echó un jarro de agua fría a sus perseguidores y dio un golpe a la Liga.

Zidane y Ramos, entrenador y capitán, se entienden a la perfección dentro y fuera del campo
Zidane y Ramos, entrenador y capitán, se entienden a la perfección dentro y fuera del campolarazon

Zidane no tiene una flor: tiene a Ramos. El equipo blanco no se rinde jamás y con su remontada echó un jarro de agua fría a sus perseguidores y dio un golpe a la Liga.

Ante el Depor se vio al Madrid de las grandes ocasiones. El que se agiganta en los últimos minutos. El que nunca se rinde. El que es capaz de las remontadas más espectaculares. El de las noches mágicas. Ni un madridista se levantó del asiento antes de que el árbitro pitara el final. Porque saben de lo que es capaz el Madrid.

ADN madridista

No dar nunca nada por perdido va en el ADN del club blanco. Cualquiera de sus aficionados lo saben perfectamente, pero también sus rivales. A Garitano se le hicieron eternos los últimos minutos en el Bernabéu. Fue una victoria del equipo merengue, pero también una derrota psicológica de sus adversarios, un jarro de agua fría a sus perseguidores. Porque hay partidos que marcan una temporada no por la forma de jugarlos, sino por la manera de ganarlos.

Otra vez el matador

Otro que lleva en sus genes lo de no rendirse jamás es Sergio Ramos. El sábado volvió a ser un héroe, y ya van muchas veces. Kroos se la puso tan bien como Modric en el Camp Nou. Y Ramos cabecea como los grandes delanteros de la historia. Primero la pide con la mirada. Luego aprovecha los bloqueos de sus compañeros para ir hacia el balón. Llega el primero y finalmente conecta un remate poderoso, imparable, marcando los tiempos a la perfección. Y nada es casualidad. El Bernabéu ya se lo esperaba. Se escucha en grabaciones desde la grada. Las cámaras de televisión se van a él antes de cada córner. Es un matador.

La casta de Mariano

Y Mariano. Es una delicia verle. Todo potencia y ganas de pelear. Un tipo que es capaz de agitar los brazos y levantar al Bernabéu recién subido del filial. Esos son los jugadores que quiere el madridismo. Quiere sangre, quiere casta. Mariano representa todo eso. Decidió quedarse en septiembre, aunque sabía que iba a tener muy difícil contar con minutos. Prefirió pelear. Y está recogiendo sus frutos. Morata marcó un golazo, es un buen delantero, pero no sobra Mariano. Cuando sale, aporta. Y siempre marca.

Zidane, hombre récord

Zidane, el hombre del récord de los 35 partidos sin perder, volvió a estar acertado y a intervenir decisivamente en el resultado. Movió el banquillo. Revolucionó el encuentro con Lucas, Mariano y Marcelo, al que puso por el medio en una decisión de entrenador. Agitó la coctelera, como decía Luis Aragonés que había que hacer cuando un partido no tiene solución. Lo peor es el inmovilismo, y Zidane lo sabe. Toma decisiones. Y le salen bien.

Grande Zidane

El Madrid dio un golpe importante a la Liga. Ese gol de Ramos, otra vez casi en el límite, dejó tocado a más de uno. Ganó algo más que tres puntos en una noche que Butragueño calificó como «igual que las de Copa de Europa». El Madrid volvió a creer y remontó un partido que tenía perdido a falta de seis minutos. Hasta el público, que estaba adormecido, tiene más comunión con el equipo que nunca. Y Zidane es el enlace perfecto. Por su sonrisa permanente. Por su discurso pausado. Por su mano izquierda pero hábil. Y por su forma de dirigir. Está dando una lección a todos de cómo se entrena al Madrid. Los que dicen que sólo tiene suerte, mienten. Y no, no tiene una flor. Tiene un Ramos.