Fútbol
El Chiringuito de Pedrerol: «Querido Sergio: me alegro por ti»
Ramos siempre va de cara, el vestuario le respeta, la afición le adora y representa los valores del Madrid
Ramos siempre va de cara, el vestuario le respeta, la afición le adora y representa los valores del Madrid
Acabó organizando la foto de los campeones. Tras la entrega de la Orejona, en pleno caos sobre el césped del Millenium de Cardiff, era Ramos quien tuvo que poner las pilas a algunos miembros de seguridad y quitar del plano a algún que otro infiltrado. Conocidos y no tan conocidos camparon a sus anchas por el terreno de juego ante el desconcierto de los campeones de Europa. Hasta que Sergio cogió el toro por los cuernos, una vez más. Siempre él.
Capitán
Ese es Sergio Ramos, el líder de un equipo capaz de todo. Tiene galones, se los ha ganado a pulso con su comportamiento dentro y fuera del campo. La afición le adora. El vestuario le respeta y le admira. Es un referente para veteranos y noveles. Es quien se parte la cara por sus compañeros y en el césped es Capitán General.
Jamás baja los brazos
Ramos es quien pone orden en defensa, pega una voz o anima al compañero cuando hace falta, levanta al equipo en los momentos bajos... y nunca, bajo ningún concepto, se rinde. Míster Minuto 93 es insaciable. No se acomoda en los triunfos. Jamás baja los brazos y siempre cree. Representa los valores del Madrid. Y eso es lo que le hace tan grande y diferente al resto.
Cómplice de Zidane
El de Camas se merece lo que le está pasando. Es el mejor cómplice de Zidane. El francés se lo consulta todo. Confía en él, porque Ramos es un hombre de equipo, un hombre de club. Mou, con el que tuvo sus más y sus menos, aún habla maravillas de él. Porque siempre va de frente y lo da todo en el campo. Cualquier entrenador le querría a su lado.
Un tío auténtico
Sergio va siempre de cara, es lo que más me gusta de él. Se mueve por impulsos, lo que a veces le juega malas pasadas. Pero es auténtico. Lo que se ve es lo que hay. No finge. Llegó a Madrid siendo un chaval y lleva años saboreando éxitos con un enorme protagonismo en ellos. Querido Sergio: nadie te ha regalado nada. Aunque no te lo creas, me alegro mucho por ti.
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