Baloncesto
Fenómeno Doncic
Pablo Laso ha medido cada momento de entrar en la cancha, cada minuto, cada mensaje. Ha moldeado al chico con un mimo comprensible desde el punto de vista del entrenador, aunque a veces desesperante para el aficionado, ávido de nuevas propuestas, de talentos precoces. Pero se acabó. Aunque suene fuerte por sus 17 años, quizá es hora de darle los mandos a Luka Doncic.
«Chof»
Evidentemente no sólo por anotar dos triples de escándalo en un partido de la Euroliga. Está listo sencillamente porque no tiene miedo a nada. Y si no, vuelvan a visualizar los segundos finales ante el Zalgiris. A su izquierda, Rudy, ese tipo de jugador que ama los balones calientes. En la pintura, fajándose para ganar la posición, Felipe, el capitán de capitanes, quince años en la élite. Daba igual. Mano arriba para pedir el balón, un bote, dos, tres, paso atrás y «chof», ese maravilloso sonido de la canasta limpia. A los pocos segundos, la misma jugada e idéntico resultado. Una maravilla.
El gran dilema
El Palacio de los Deportes, claro, acabó rendido, extasiado e ilusionado. El aficionado paga su entrada para ver cosas así. ¿Por qué limitarles el espectáculo entonces? El Real Madrid tiene en sus manos a su mayor proyecto de estrella en décadas. Un genio del baloncesto al que los expertos ya colocan en puestos muy altos del Draft de la NBA. La tentación está ahí y Doncic dará el salto más pronto que tarde.
No importa la edad
Y es aquí donde surge el dilema: ¿pulirlo y darle los galones cuando esté maduro, en uno, dos o tres años, o disfrutar de su increíble talento inmaduro desde ya? Yo lo tengo claro. Si un jugador tira la puerta hay que ponerlo a jugar todos los minutos posibles, tenga la edad que tenga. Aprovechar el momento se llama, nadie sabe cuánto tiempo estará en ese vestuario.
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