La pizarra: Sin Messi el clásico se equilibra

El Barça se siente inseguro sin poder recurrir a su estrella. El Real Madrid necesitará tirar de orgullo y casta para cambiar la dinámica

Real Madrid- Levante

Rotaciones, lesionados... sorprendidos

Alineación con mucho riesgo, Marcelo e Isco, convalecientes. Una delantera de escasa garantía y una defensa que hace agua. El Levante, equipo atrevido, con fe, sale apretando. En doce minutos siembra el pánico. Lopetegui desespera, sólo el balón parado parece la solución. Toca reaccionar. El VAR, el gran impedimento. El segundo acto, a tumba abierta, los cambios y al ataque. Marcelo hace el gol que parecía imposible, pero todo se embarulla para acabar sin gas y sin ideas. La crisis blanca se agiganta.

Barcelona-Sevilla

Goleada, liderato y un escalofrío

Espectacular salida. Rápidamente una combinación de tiralíneas y Coutinho avisa de lo que puede ser una goleada. El Sevilla, grogui. Casi sin tiempo para respirar, Leo pone la puntilla, todo en un pispás. Llega el gran susto. Un escalofrío envuelve el estadio. Messi lesionado, suenan las alarmas. Después, el primer acto agoniza, todos anestesiados. Los de Machín se abren, el Barça se cierra. Renta inaccesible, partido loco, paradones de Ter Stegen y en el intercambio de golpes el Barça golea.

MIS ONCES DEL CAMP NOU. BARCELONA-REAL MADRID

Todo parece peor si no está Leo

Impensable este Barça sin Leo, todo parece peor sin él: la posesión, la elaboración, las ocasiones... las luces se ponen en sombra si no está el astro argentino. Incluso los síntomas de seguridad y la coordinación del equipo parecen fracturarse entre las líneas. El bajón del Barça sin el rey lo hace muy vulnerable ante el Real Madrid en un partido decisivo. No hay tiempo para que vuelva Messi, su presencia hace que sea muy superior al Real Madrid, pero su ausencia lo equilibra todo. Que no cunda el pánico.

Orgullo y casta para Barcelona

En plena catástrofe de malos resultados, el escenario del Camp Nou parece ideal para romper la racha o dictar sentencia. Hay tanto en juego que el Madrid tendrá que hacer algo más que besar su escudo. Recuperar el tono defensivo, vuelta de los viejos rockeros, dar un paso adelante, sin ningún invento. Esperar que lo den todo, que tiren de orgullo y casta, palabra tan manoseada últimamente. La duda, en el banquillo, se llama Lopetegui. Su futuro no está escrito.