LaLiga Santander

Pinchazo... y camino a Cibeles

El Madrid tropezó en el derbi y Zidane erró en los cambios, que le dieron aire al Atlético. Pese al empate, jornada feliz para los blancos porque el Barça se pegó un tiro en el pie.

Pinchazo... y camino a Cibeles
Pinchazo... y camino a Cibeleslarazon

El Madrid tropezó en el derbi y Zidane erró en los cambios, que le dieron aire al Atlético. Pese al empate, jornada feliz para los blancos porque el Barça se pegó un tiro en el pie.

Real Madrid- Atlético

Zizou, cambios equivocados

Demasiado respeto. El balón quemaba en los pies. Sin dueño claro, imprecisiones. Marcelo y Carvajal se multiplican para dar soluciones y oxígeno a unos Modric y Kroos perdidos. Como siempre, la banda izquierda se agita y da luz. Ocasión de Benzema. CR perdona el regalo de Gabi. Cinco minutos de acierto. Vuelta a la calma. Apatía y conformismo. Aparece Keylor.

Segundo acto. Salida en tromba. Benzema la tiene, Oblak al quite. Llega el premio. Pepe logra lo más difícil. Mucho tiempo por delante. Debe sentenciar. Atlético se sacude. Apareció Zidane con sus cambios equivocados. El Madrid se parte, la falta de oxígeno hunde al equipo. Sobre la bocina, empate. Castigo a las malas decisiones.

Trabajo bien hecho

Orden, compacto, buscar la contra. Es la lectura de un fútbol simplificado. Le costó controlar el juego. Su buen posicionamiento era penalizado por las pérdidas constantes de balón. Su superioridad numérica en la zona ancha, donde Carrasco se fajó para neutralizar la aportación de Marcelo en ataque, fue un lastre ofensivo. Dio sustos en la estrategia. Griezmann, una galopada, poco bagaje ofensivo.

Segundo acto. Sorprendidos y acorralados. Gol en contra. El Cholo reacciona, coloca dos bandas con Correa y Carrasco muy abiertos. El Niño perdona lo imperdonable, el Atlético comienza a creer, tiene el balón y puede pensar. Hay tiempo. Thomas, clave. Más control y dominio. Griezmann pone justicia.

Harakiri y adiós a la liga

Le regalan el balón. Enfrente, un muro (trampa). Sin distancias. Desde el primer delantero a una línea de cinco, sólo treinta metros. Imposible tener opción de juego interior. Sólo la banda izquierda, Jordi Alba y Ney, es la solución. Luis Enrique se encargó de amputar la banda derecha. ¿Algún pelotazo rompería el cerrojo? Suárez la tuvo. Nada. Pésimo. Para colmo, Mathieu se encarga de poner el miedo en el cuerpo. Falló en el gol del rival.

Segundo acto. Modifica el dibujo y quema las naves. Sensaciones de velocidad... Gaseoso. Ney, el irresponsable, se autoexpulsa. Se acaba el orden, ruleta rusa, pudo pasar de todo, pero la moneda cayó de canto. Se regala la Liga incomprensiblemente. Harakiri.