Tarde feliz con Griezmann y el «Niño»

El foco rojiblanco estuvo puesto la pasada semana en el monumental susto que nos dio Fernando Torres, aunque esas inquietantes imágenes en Riazor han contribuido a que nos demos cuenta de que el «Niño» cae bien a todas las aficiones de España, no importan los colores. Algo que él se ha ganado a pulso dentro y fuera del campo. Fernando, felizmente recuperado, fue testigo directo en el palco del Calderón de la nueva prueba de fuego de su Atlético. Había rival, el Valencia, que llegaba en línea ascendente en un curso para olvidar y con peligro cierto de descenso que se está evaporando poco a poco gracias al «efecto Voro». Pero al final no hubo.

Cuarta plaza

En realidad, el principal enemigo rojiblanco es esa amenaza de perder la plaza de Champions, la necesidad de agarrarse ahora al partido a partido... para ser cuartos. Y muy pronto comenzó a espantar moscas el Atlético. Fue una contra de manual, de ésas de las de toda la vida rojiblanca, que llevó muy bien Koke hasta encontrar el hueco con el que enganchó con Griezmann, que cruzó un zurdazo raso, imposible para Alves. Koke estuvo volcado a la izquierda –su punto de partida de siempre– y Carrasco, esta vez en la derecha, su sitio «malo».

Todos con Torres

Pero es que ayer ni Valencia renacido, ni «efecto Voro», nada por aquí, nada por allá. Gameiro sentenció nada más iniciarse la segunda parte y luego llegó una cascada de regalos de la zaga valencianista, no aprovechados por los del Cholo en modo goleada escandalosa. Eso sí, cerró la cuenta Griezmann, que vuelve a estar a tono para los momentos decisivos, para pelear esa cuarta plaza y el objetivo de la Champions. Y todo el Calderón jaleó y animó a su ídolo, a Fernando Torres, que felizmente también estará a punto para empujar el carro. Como siempre.