Vuelta a España 25. Etapa 17

"Los ciclistas se sienten vulnerables en esta Vuelta"

El pelotón vive la Vuelta con miedo de que pase algo. El martes les tiraron chinchetas y amenazan con un plante si se pone en riesgo su seguridad

GRAF1079. PONFERRADA (LEÓN), 10/09/2025.- Decenas de personas protestan contra Israel al paso del pelotón por el Castillo de los Templarios en Ponferrada (León), durante la etapa 17 de la Vuelta Ciclista a España, disputada este miércoles entre O Barco de Valdeorras (Ourense) y Alto de El Morredero (EL Bierzo-León) y con 143,2km de recorrido. EFE/ Ana F Barredo
Manifestantes propalestinos en la VueltaAna F BarredoAgencia EFE

«Los ciclistas se sienten vulnerables», dice un director de equipo antes de tomar la salida en El Barco de Valdeorras. «Tienen miedo. No saben lo que se van a encontrar detrás de una curva, si de repente va a haber una protesta. Tienen miedo, es normal», añade.

«Lo peor es la incertidumbre», dice otro de los directores. «Hay inseguridad», añade. La tensión se nota en el pelotón y la lluvia hace que los ciclistas sean menos visibles que nunca. Alrededor del autobús del Israel se ve más policías que personal del equipo. Apenas un mecánico que trata de poner a punto las bicis y un miembro de la dirección se dejan ver.

En la etapa del martes los ciclistas fueron atacados con chinchetas. «Se las lanzaban a la cara, no a la carretera», cuentan. Y los corredores se han cansado. Ya no toleran más ataques que pongan en riesgo su integridad. Antes de la salida, el presidente de la Asociación de Ciclistas Profesionales se reunió con un representante de cada equipo y acordaron seguir en la Vuelta pero parar en el momento en que cualquiera de ellos sufra un ataque. Parar la etapa e incluso parar la Vuelta. "Creo que en el ciclismo los corredores y los equipos hemos tenido un problema y es que no hemos estado unidos. Tenemos que estar unidos en situaciones como ésta, yo puedo estar o no de acuerdo, pero lo importante es mantenernos unidos", reconoce Jonas Vingegaard.

No lo dicen, pero todos piensan en la contrarreloj de Valladolid y en el equipo Israel. «Es más fácil controlar 27 kilómetros que 200», dice el director de un equipo. Pero en la contrarreloj los ciclistas van de uno en uno y la vulnerabilidad se multiplica. «No pensamos en eso», dice el director de un equipo. «Aquí vamos día a día y la contrarreloj es mañana», añade antes de la salida. «Los chavales tienen miedo», dice un representante del sindicato de ciclistas. «Miedo, no pero están preocupados porque algunos días hemos visto movidas más fuertes que otros», dice otro de los directores.

No hay reproches para la organización más allá de pedir que unifiquen los criterios. Los corredores no entienden que en Bilbao no hubiera ganador, pero sí en Mos. Y, sobre todo, piden que los incidentes no modifiquen los resultados deportivos. Y hasta ahora, la mayoría está de acuerdo en que eso no ha sucedido porque el líder es el más fuerte de todos.

Pero la preocupación deportiva es lo de menos, porque la Vuelta se ha convertido en una carrera de supervivencia. «La situación es muy complicada para el organizador, que tiene que lidiar con una situación que no se ha vivido nunca», aseguran. «Los corredores saben que las medidas que toma la organización son por su seguridad. Es por su bien».

Las medidas de seguridad han aumentado. La Guardia Civil ha aumentado su presencia y la Policía Nacional multiplicará por diez sus efectivos a llegar a Madrid. Las fuerzas del orden lamentan que su labor se limite a contener las protestas, no les permiten cargar, lo que creen que ayudaría a disolverlas.

Los directores, mientras, tratan de plantear las etapas con normalidad. «Hacemos las tácticas como si las etapas fueran a llegar hasta el final», dice uno. Las modificaciones del recorrido tampoco les permiten modificar a tiempo la táctica. Otros prefiere tomárselo con humor. «Hoy le he dicho al más rápido que tenemos que íbamos a preparar el esprint por si acortaban la etapa», dice. «Tienes que tratar de hacer de esto algo distendido porque los ciclistas están nerviosos».