
Vuelta a España 25. Etapa 19
Diez policías por cada ciclista en la llegada de la Vuelta a Madrid
La Delegación del Gobierno extrema las medidas de seguridad por la entrada de la carrera en la comunidad madrileña. Al nivel de una cumbre de la OTAN

La Vuelta ha disfrutado de tres etapas de «descanso» por tierras castellanoleonesas. Tres etapas de nerviosa tranquilidad alrededor de la carrera, de desgaste emocional, que pesa más que el físico. «Hay mucha incertidumbre», dice un corredor antes de tomar la salida en Rueda. Antes de llegar al lugar de estacionamiento de los autobuses de equipo, cuatro vehículos de la Guardia Civil y agentes armados con metralletas vigilaban el paso.
«Nadie nos ha amenazado, nadie nos ha agredido, nadie, de momento. Sí es cierto que a los corredores hay momentos en que les tiran chinchetas en la cara o les dan con la bandera en los cascos y a alguno le dan la cara. A mí, como técnico, nadie me ha molestado, nadie, al revés, yo creo que siempre ha habido un respeto desde fuera, y hay que respetar esas protestas, como ellos nos respetan a nosotros», dice Josean Fernández Matxin, el mánager del UAE.
«Cuando se toma una decisión por un tema colectivo, no hay una individualidad interesada, y cuando es por la seguridad de los propios ciclistas, lo único que puedes hacer es tener respeto máximo ante esas decisiones», dice Matxin sobre el recorte que han sufrido algunas etapas para garantizar la integridad física de los corredores. «Hay que respetar a la organización. Nosotros nos tenemos que centrar en la parte deportiva y la organización en tomar decisiones, que en estos momentos, en esta Vuelta, son complicadas. Si ellos las toman por un bien, como repito, colectivo y de seguridad, apoyo respeto máximo ante la organización», añade Matxin.
«Los gritos de asesino son lo normal», explican los corredores y el personal de organización que va en carrera. Esos insultos que Óscar Guerrero, el director del Israel, aprendió a normalizar ya en los primeros días. Pero Óscar abandonó la Vuelta al llegar a Valladolid «por asuntos personales». La tensión que se vive en carrera la viven también las familias de los protagonistas.
Contra eso intenta luchar la organización, que ha ido cambiando recorridos sobre la marcha, recortando la contrarreloj y aumentando la seguridad con el paso de los días. En las últimas jornadas han sido mil los efectivos policiales que han velado por que no sucediera nada en la carrera. En la salida de Rueda o en la llegada de Guijuelo no faltaron las banderas palestinas con su grupo de manifestantes detrás, pero siempre había una buena cantidad de agentes de Policía delante de ellos para asegurad que sus protestas no trascendieran las vallas de seguridad.
Las medidas aumentan con la entrada en la Comunidad de Madrid, con la subida a la Bola del Mundo el sábado y con el tradicional desfile desde Atocha a la Castellana del domingo para acabar reconociendo al ganador en el podio de Cibeles.
El dispositivo de seguridad ha ido aumentando a medida que se producían reuniones para garantizar que todo pueda desarrollarse con normalidad en el fin de fiesta. La Delegación del Gobierno de Madrid pondrá a disposición de la Vuelta 1.500 agentes de Policía y Guardia Civil. La UIP (Unidad de Intervención Policial) contará con 50 unidades en lugar de las dos que ha habido en las etapas más conflictivas. La Unidad de Movilidad y Seguridad de la Guardia Civil (UMSV) participará en el dispositivo con 132 Guardias Civiles, con 59 motos, 28 vehículos todo terreno y de apoyo, además de un helicóptero.
En carrera sólo quedan 153 corredores de los 176 que tomaron la salida en Turín. En la Comunidad de Madrid habrá aproximadamente un agente de la Policía o de la Guardia Civil por cada ciclista. Un despliegue a la altura de una cumbre de la OTAN.
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