Ciclismo

Cataluña

Gilbert enseña el arcoíris

Supera a Boasson Hagen en un largo esprint sobre la línea de meta y consigue su primera victoria con el maillot de campeón del mundo

El ciclista belga del equipo BMC y campeón del mundo, Phillippe Gilbert, celebra su victoria en la duodécima etapa de la Vuelta Ciclista
El ciclista belga del equipo BMC y campeón del mundo, Phillippe Gilbert, celebra su victoria en la duodécima etapa de la Vuelta Ciclistalarazon

El belga Philippe Gilbert (BMC), campeón del mundo, ha ganado al esprint la undécima etapa de la Vuelta a España, disputada entre Maella y Tarragona, de 164,2 kilómetros

Iba a caducar el maillot arcoíris de Philippe Gilbert sin que el belga hubiera podido enseñarlo como debe. El campeón del mundo no había ganado nada en toda la temporada, ni una sola carrera, y la maldición parecía que se estiraba después de que Stybar le superara por unos centímetros en la meta de Mairena. Demasiado poco para Gilbert, que brilló en la temporada 2011 y vivió un discreto 2012, salvado con dos etapas en la Vuelta y el campeonato del mundo. En 2013 todavía no había ganado. Con el arcoíris llegó la depresión, pero algo tiene la Vuelta para el belga, que revive en esta carrera.

A Gilbert le llegó la victoria como le había llegado la derrota, en la única oportunidad que había tenido para ganar una etapa, sobre la línea de meta. Arrancó Boasson Hagen con mucha fuerza y desde muy lejos camino de lo que parecía una segura victoria para él. Pero el ataque nació tan lejano que resultó serlo demasiado. A Boasson Hagen se le hicieron eternos los últimos metros, las piernas no le daban para más y Gilbert llegaba desde atrás con más hambre que fuerzas. Pudo el hambre debajo de la pancarta que nunca llegaba. «Ha sido una victoria especial, porque tengo familia en Cataluña. En la parte final he ido siempre delante para evitar riesgos. Con Boasson Hagen nunca se sabe, es muy fuerte y me había quedado un sabor amargo tras los últimos cien metros contra Stybar», reconoce. Gilbert levantó los brazos y superó la maldición de Stephen Roche, el único campeón del mundo que no ganó nada con el maillot arcoíris. «Todo ha sido muy especial esta temporada. Todos te observan y tienes que dar ejemplo». Pero hasta ayer, como le sucedió a Roche, su historial estaba limpio de victorias en la temporada. El irlandés tuvo la excusa de una lesión de rodilla que le acabaría apartando del primer nivel competitivo.

Su hijo Nicholas todavía no ha sido campeón del mundo, pero está haciendo todo lo posible por ganarse un sitio entre los mejores de la Vuelta. Ayer arrancó dos segundos de bonificación que le acercan un poco más a Nibali. 31 segundos los separan, pero el irlandés está dispuesto a aprovechar cualquier posibilidad que le ofrezca la carrera. Ayer fue el esprint intermedio de Port Aventura, en el que Basso descontó tres segundos, uno más que Roche. «Tengo mucho tiempo perdido respecto a Nibali», argumenta. El italiano, que continúa con la cara desfigurada por la picadura de una avispa, «es el favorito, aunque Valverde y Horner están muy cerca», añade. Roche prefiere vivir en segundo plano e ir recuperando tiempo, aunque sea con bonificaciones, como acostumbran a hacer Valverde y Purito. Los dos españoles se saben más ligeros y más rápidos que sus adversarios, aunque ayer no pudieron aprovecharlo. «No he tenido fuerzas para esprintar», decía Purito, que insiste en que las piernas no le dan para más: «Esperemos que todo cambie». La Vuelta llega a su casa mañana, a Andorra, donde vive y se entrena junto a Dani Moreno. «Me falta el punto del año pasado, pero queda mucho».