Ciclismo

Sierra Nevada

Hola, soy Barguil

La esperanza del ciclismo francés gana en Castelldefels

El francés Warren Barguil (Argos) celebra el triunfo
El francés Warren Barguil (Argos) celebra el triunfolarazon

Warren Barguil era incapaz de contener las lágrimas al cruzar la meta. Se acordaba de su abuelo, fallecido pocos días antes del comienzo de la Vuelta y que no ha podido ver el primer triunfo de su nieto como profesional. Porque el francés, un saco de huesos de 21 años, se estrena este año entre los mayores después de haber ganado en 2012 el Tour del Porvenir. Fue a partir de ahí cuando los equipos de su país comenzaron a interesarse por él. Pero Barguil tenía un contrato firmado desde 2011. La única condición que puso fue que esperaran a que terminara sus estudios de Gestión de Pequeñas y Medianas Empresas antes de incluirlo en el equipo profesional. Ya diplomado, este curso ha debutado con el Argos, después de rechazar ofertas de equipos franceses que le doblaban el sueldo.

Demasiado tarde: Barguil no estaba dispuesto a renunciar a su palabra. «Eso es porque es bretón, como Hinault. Son leales y tozudos», dicen en Francia. Ése es sólo uno de los rasgos que lo emparentan con Hinault, la procedencia. El otro es el carácter, ganador, atrevido, pendiente de todo. Ese carácter es el que le ha llevado a continuar en la Vuelta después de sufrir una dolorosa caída el pasado lunes camino de Hazallanas. «No he pensado en retirarme. Tendría que pasar algo muy grave», decía aquel día con la parte izquierda del cuerpo totalmente magullada y con dificultades para andar. En el codo aún le queda el recuerdo de la caída.

Ayer aprovechó las informaciones de su equipo para ganar. «Me habían advertido de que había una curva peligrosa a falta de 500 metros y sabía que ése era el momento para atacar», explica. Se fue y nadie lo siguió. Barguil era uno de los supervivientes de la gran escapada del día. De los 18 que se marcharon quedaban diez en los últimos kilómetros. Pero Coppel pagó el esfuerzo de haber querido marcharse en solitario y Beñat Intxausti se fue al suelo. Era un día especial para Beñat. La etapa nacía en Valls, el pueblo de su amigo Xavi Tondo, fallecido cuando se entrenaba con él en Sierra Nevada y le hubiera querido dedicar la victoria.

No fue un buen día para Movistar. Perdió a Pablo Lastras, que se fracturó la clavícula en una caída, y Valverde volvió a sufrir. Reventó la rueda trasera y tuvo que cambiarse la bici con José Iván Gutiérrez. «He andado 30 kilómetros con ella y me ha costado mucho. Me quedaba muy grande». Además, un espectador le dio un manotazo en el brazo derecho cuando comenzaba el ascenso al Rat Penat y estaba dolorido.

Valverde sobrevivió y el ciclismo francés volvió a ilusionarse con Barguil. Como si no hubiera pasado el tiempo, como si fuera Bernard Hinault el ganador, como hace 30 años, cuando la Vuelta descubrió la televisión en directo, en la meta le esperaba Jaime Mir. Después de 51 Vueltas, este año se ha retirado, pero ayer estaba de visita. Sin maillot, pero con su bigote eterno.