Polémica

Juanma Castaño, periodista deportivo: "Entre las personas con banderas palestinas había algunos que hace dos días celebraban el asesinato de Guardias Civiles y concejales"

Juanma Castaño ha hablado muy claro sobre lo que ha sucedido en el final de la etapa de la Vuelta a España en Bilbao

Juanma Castaño
Juanma Castaño ha sido muy tajante sobre lo ocurrido en la Vuelta a España@Cope

La etapa 11 de la Vuelta ciclista a España debía convertirse en una fiesta del deporte. El recorrido, con salida y meta en Bilbao, estaba diseñado para mostrar lo mejor del ciclismo y, también, la pasión con la que el País Vasco vive cada llegada. Pero lo que debía ser un espectáculo deportivo terminó empañado por una protesta que interrumpió la competición, alteró el desenlace de la jornada y dejó abierta una herida difícil de cicatrizar en la organización de la carrera.

Una etapa marcada

Desde el inicio del día se intuía que la etapa no sería una más. Los antecedentes recientes no eran menores. En Figueres, durante la contrarreloj, activistas habían irrumpido al paso del Israel Premier Tech, el equipo israelí que desde el comienzo de la Vuelta se convirtió en blanco de la polémica. En Lumbier, unos días después, otra manifestación puso en riesgo la integridad de los corredores, con escenas que rozaron la tragedia. Los comisarios, conscientes de esta tensión creciente, mantuvieron reuniones antes de la salida en Bilbao con los equipos para abordar un asunto que ya no era secundario: la seguridad de la carrera.

Cuando Jonas Vingegaard y Tom Pidcock, dos de los grandes animadores de esta Vuelta, empezaban a dar forma a un desenlace vibrante, llegó el golpe más duro: la protesta final en la Gran Vía imposibilitó el paso del pelotón. Las vallas cedieron, un grupo de activistas amenazó con invadir la calzada y los organizadores, en un giro drástico, suspendieron la etapa. El deporte quedó en segundo plano.

El debate se encendió de inmediato. ¿Podría repetirse una situación así en los próximos días? ¿Está en riesgo la continuidad del Israel Premier Tech en la carrera? Y, sobre todo, ¿cómo garantizar que la Vuelta pueda disputarse sin que los corredores estén expuestos a escenarios de este tipo?

La opinión de Juanma Castaño

Juanma Castaño, en la Cope, ofreció una reflexión que no dejó indiferente a nadie. Para él, lo ocurrido era algo que se veía venir:

“Había un grupo de 150 activistas, los más peligrosos, que llegaron a romper una zona de vallas y amenazaron con llegar a la calzada. Estaba cantado, no es normal que falle un dispositivo de seguridad en la meta, donde se supone que debe haber un entorno seguro y controlado. La situación es límite, ¿se va a repetir lo de hoy?”, se preguntaba.

La denuncia de Castaño apuntaba directamente al dispositivo de seguridad. El periodista subrayaba que el punto más crítico, la línea de meta, es precisamente el que debe estar blindado frente a cualquier contingencia. Y en Bilbao, según sus palabras, ese blindaje no existió.

Pero más allá de la crítica organizativa, sus últimas declaraciones tocaron un nervio todavía más sensible. “Hay gente que desliza que lo mejor es que se fuera el equipo Israel, que no deja de ser una victoria para los que están extorsionando de alguna manera la Vuelta ciclista a España”. Con esta frase, Castaño situaba el foco en un dilema de fondo: la presión de ciertos sectores para que el Israel Premier Tech abandone la competición, lo que, de producirse, equivaldría a ceder ante la protesta.

No obstante, el periodista quiso matizar su postura con un ejercicio de equilibrio. “No estamos de acuerdo con este tipo de protestas, pero no quiere decir que no condenemos y lamentemos lo que está pasando en Gaza. Hay personas afectadas en Gaza y desde luego es respetable su protesta”. Reconocía, así, la legitimidad del dolor de quienes sufren el conflicto, pero sin aceptar que ese sufrimiento justifique el bloqueo de un evento deportivo.

Independentismo radical en la protesta

El tramo más polémico de sus palabras llegó cuando se refirió a ciertos sectores que se mezclan en estas protestas: “También quiero decir que entre las personas tan afectadas había algunos que hace dos días celebraban el asesinato de Guardias Civiles, concejales… seguro que no hace mucho algunos de esos que llevaban banderas de Palestina estaban celebrando la muerte de personas inocentes”. En esta afirmación, Castaño subrayaba que detrás de parte de la protesta no solo había un clamor humanitario, sino también una agenda política radicalizada que, a su juicio, instrumentaliza la causa palestina para otros fines.

El caso de Bilbao no será fácil de olvidar. La imagen de un pelotón frenado, la meta imposible de alcanzar, la decepción de quienes esperaban un final vibrante, y la sensación de que el deporte fue arrinconado por la política marcarán esta edición. Como advirtió Castaño, lo verdaderamente grave es que lo ocurrido “estaba cantado”. Y lo que queda por resolver es si volverá a repetirse.