Ciclismo

París

La desesperación de Contador

Alberto Contador, a la izquierda, durante la asención del Mont Ventoux
Alberto Contador, a la izquierda, durante la asención del Mont Ventouxlarazon

En una subida tan diabólica como la del Ventoux después de más de 200 kilómetros de etapa da tiempo incluso para entablar conversaciones. Negociar, hablar. Cuando a cinco kilómetros del final llega el arrebato de Chris Froome y sus embestidas imposibles, Mikel Nieve recoge a Alberto Contador e intercambian algunas palabras. No demasiadas. A Nieve, navarro de Leiza, el pueblo donde hay más chavales en un frontón que jugando en el campo de fútbol, le dio por ser ciclista porque sus amigos de la cuadrilla se apuntaron a correr en bicicleta. «Y yo con ellos». No iba a quedarse solo. Después estudió un módulo de electrónica en Tolosa, con las prácticas y la experiencia encima de la bici ha aprendido a ver cuándo llegan fuegos de artificio y la chispa prende. El madrileño de Pinto quiere subirse encima de él y que juntos caminen hacia la mítica cima. «Me decía que había que tirar para arriba, yo le decía que quería hacer tercero en la etapa, él quería mejorar en la general», aseguró el del Euskaltel.

No puede Alberto Contador: «Bastante tenía con seguir mi ritmo. He venido pensando en ganar, pero cada día que hay un mano a mano se distancia más». Qué desesperación. Mikel Nieve se le va. «Para mí, hacer tercero en el Mont Ventoux es muy grande», asegura. El navarro quiere cumplir ese sueño.

El de Contador es ganar el Tour, pero pronto se le vio claudicar: «He intentado aguantar todo lo que he podido, al final he visto que ponía un ritmo imposible y he tenido que ir más tranquilo y dedicarme a ir a mi marcha para perder el menor tiempo posible». Con esa marcha logró acercarse al segundo puesto de la general que aún ostenta el holandés Bauke Mollema, pero ya por tan solo seis segundos, quizá ya la última frontera alcanzable para Contador. Queda una semana de carrera con una crono y tres finales en alto antes de llegar a París, pero... «En su estado de forma no se le puede ganar a día de hoy, salvo que tenga un día malo, vamos a ver qué sucede en las próximas etapas de Alpes, que son de puertos encadenados, en los que su equipo puede sufrir un poquito más». El madrileño agradecerá como el que más la segunda jornada de descanso que se vivirá hoy.