Polémica

Manolo Lama: "Políticos, cagones. El Gobierno no ha querido perder votos"

El periodista deportivo lamentó lo que ha sucedido durante la Vuelta a España, que no pudo terminar en Madrid

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Manolo Lama, contra el GobiernoLa Razón

La última etapa de la Vuelta a España de este año no concluyó en Madrid, como es tradición, sino que quedó marcada por un hecho insólito: las protestas contra Israel, que desde el inicio de la competición habían acompañado al pelotón en distintos puntos del recorrido, terminaron por impedir el cierre del evento deportivo en la capital. Lo que para muchos era una fiesta del ciclismo internacional, acabó convertido en un escenario de tensión, enfrentamientos y un debate político que trascendió el deporte.

Una Vuelta repleta de incidentes

Las protestas, lejos de ser aisladas, fueron una constante en buena parte de las etapas. Desde pancartas en la cuneta hasta intentos de interrumpir el paso de los ciclistas, el ruido social se coló en una carrera que normalmente se asocia al esfuerzo, la resistencia y la celebración popular. Esta edición de la Vuelta demostró que el ciclismo, como ocurre tantas veces con el deporte, no puede escapar de la realidad política y social que lo rodea.

Mientras el Gobierno y algunos de sus socios parlamentarios miraban con simpatía o, al menos, con cierta tolerancia estas manifestaciones, la oposición las condenaba con firmeza. El choque de discursos fue inmediato: para unos, las protestas eran una expresión legítima de la libertad de expresión; para otros, un ataque directo a un evento que moviliza a miles de trabajadores y que proyecta al país en el mundo entero. La Vuelta, sin quererlo, se convirtió en un campo de batalla ideológico.

Pedro Delgado, en la diana

En medio de esta tormenta, algunas voces del ciclismo y del periodismo deportivo se atrevieron a dar su opinión, y no todos salieron bien parados. Pedro Delgado, exciclista y comentarista habitual de la prueba, recibió críticas severas por cuestionar la forma de las protestas. Su posición, interpretada por algunos como un alineamiento con quienes pedían orden y respeto al desarrollo de la competición, lo colocó en el centro de la polémica.

Sin embargo, quien habló con mayor contundencia fue Manolo Lama, periodista de larga trayectoria y narrador que conoce bien lo que significa contar una Vuelta. Sus palabras, cargadas de frustración y de un tono casi de incredulidad, resumieron la sensación de muchos aficionados. Lama no se centró en la imagen internacional, aunque reconoció que pudo haber sido "patética". Su preocupación iba más allá:“No lo digo por la imagen que hemos podido dar, que ha podido ser patética. Pero no sé qué derecho tiene la gente a interrumpir el trabajo de unos profesionales o el trabajo de una gente que lleva más de veinte días montando el recorrido, colocando las vallas…”. En sus palabras se percibía no solo indignación, sino también una defensa de la dignidad laboral de todos aquellos invisibles que hacen posible que el espectáculo del ciclismo llegue a buen puerto.

Manolo Lama no lo entiende

El periodista fue más allá y dejó claro que, tras lo sucedido, sigue sin comprenderlo del todo: “Todavía no lo logro entender. No lo entiendo”. Esa repetición, casi desesperada, transmitía la impotencia de quien presencia algo que desborda la lógica del deporte. Para Manolo Lama, el problema no solo radica en la protesta en sí, sino en la falta de una respuesta política firme que trace una línea clara entre el derecho a manifestarse y el derecho a trabajar. “Los políticos de este país son unos cagones y no quieren perder votos y no han puesto la línea entre quienes se manifiestan y trabajan”, lanzó sin medias tintas. Con esas palabras, acusaba directamente a quienes gobiernan de permitir que el ruido social prevalezca sobre el esfuerzo colectivo de organizar una competición de prestigio.

Según relató, la pasividad no fue casual. El Gobierno, dijo Lama, evita enfrentarse a ese grupo de manifestantes porque los considera parte de su electorado. Y mientras tanto, la Vuelta se convirtió en rehén de un pulso político. "El Gobierno no quiere tocar a ese grupo de gente que considera que les votan", dijo. Y puso el ejemplo de Televisión Española: "Tenía preparado un especial porque sabía lo que les iba a ocurrir. Lo que ha pasado en la calle Virgen del Puerto, había ciclistas a los que han empujado cuando querían pasar", y volvió al Gobierno: "La Delegación de Gobierno tenía claro que no se iba a celebrar la prueba. Lo tengo clarísimo"-

Lo que más dolió a muchos fue lo vivido en la calle Virgen del Puerto, donde algunos ciclistas incluso fueron empujados al intentar abrirse paso. No se trataba ya solo de una interrupción simbólica, sino de un riesgo físico para quienes participaban en la prueba. El límite se había cruzado. “Lo que ha pasado en la calle Virgen del Puerto, había ciclistas a los que han empujado cuando querían pasar”, relató Lama con indignación.