Peligro de descenso
Movistar se juega su futuro en el Tour
El equipo español necesita hacer un buen papel para asegurar la permanencia en el WorldTour, la máxima categoría ciclista, hasta 2025
Desde que allá por los dorados 90 fuesen los grandes dominadores bajo el nombre de Banesto, la estructura del Movistar Team ha tenido el Tour de Francia marcado en rojo cada año. Sin embargo, en la edición que echará a andar este viernes hay algo más en juego: el futuro del equipo a medio plazo.
Y es que esta temporada no es una más para el ciclismo profesional. Este otoño termina el período 2020-2022, sobre el que se calculan los méritos deportivos para formar parte del WorldTour -la primera división mundial de este deporte- entre 2023 y 2025. Cuando acabe la presente campaña, los 18 equipos con más puntos seguirán en el WorldTour tres años más. El resto de los 22 candidatos quedará fuera.
Movistar es uno de los equipos que se encuentran, a día de hoy, en la zona de peligro para descender de categoría. En este momento, eso sí, el equipo telefónico está dentro. Actualmente ocupa la 16ª posición, en mitad de un grupo de equipos que va entre el Arkea francés de Nairo Quintana (13º) y el Israel-Premier Tech (20º), que en este momento se encuentra descendido. Entre esas dos escuadras hay una distancia de 1.700 puntos y, teniendo en cuenta que el ganador del Tour recibe 1.000, estamos hablando de diferencias muy pequeñas. Puede haber muchos cambios en esa clasificación todavía. Es más: seguro que los habrá.
Por ser más exactos, la escuadra que dirige Eusebio Unzué tiene hoy un colchón de 670 puntos sobre Lotto Soudal, que marca el descenso en 19ª plaza. Y en medio están el EF Education-EasyPost y el BikeExchange-Jayco, los primeros en dinámica ascendente y los segundos algo más estancados. Ni que decir tiene que la pérdida de la categoría sería una verdadera tragedia. En primer lugar, porque España se quedaría sin ningún equipo en la máxima división mundial del ciclismo después de medio siglo.
Por otro lado, la licencia WorldTour implica tener plaza asegurada en todas las grandes carreras del año. Tour, Giro y Vuelta, por supuesto, pero también las grandes clásicas como San Remo, Roubaix o Flandes, y las principales vueltas de una semana -País Vasco, Suiza, Dauphiné, Tirreno o París-Niza, entre otras- o, lo que es lo mismo, tener sitio fijo en el mejor calendario mundial. Perder la categoría implicaría depender de los organizadores de cada carrera para ser invitados. Un problema que se manifestará a medio plazo en caso de que apareciesen proyectos pujantes, ya que en el futuro más próximo el propio bagaje del equipo haría que, presumiblemente, la mayor parte de los organizadores siguieran contando con ellos.
El Tour como despegue
La pelea por los puntos es tal que muchos equipos están cambiando sus calendarios de competición para buscar carreras donde puedan “pescar” puntos. Y eso está haciendo que pruebas de segundo nivel tengan las mejores nóminas de participantes que recuerdan. El GP Villafranca-Ordizia que se celebrará el próximo 25 de julio, por ejemplo, va a tener hasta seis equipos WorldTour en la línea de salida.
Sin embargo, hay razones más que suficientes para pensar que Movistar podrá salvar la categoría. El conjunto navarro tiene históricamente un importante granero de puntos entre los meses de julio y agosto. Enric Mas, que no ha tenido una buena primavera ni pudo hacer el Dauphiné que hubiese querido por las caídas, tiene la solidez necesaria para estar cerca del podio en París. Con eso, más lo que se lleven en las etapas, debería bastar para alejar la zona roja, a la espera de ver el papel de buenos gregarios como Carlos Verona, Gorka Izagirre, Muhlberger o el joven americano Jorgenson, que viene haciendo una muy buena temporada.
Y después llega LaVuelta, donde el equipo acudirá en teoría con el propio Mas luchando por la victoria final, y también con Valverde -que a sus 42 años es con diferencia el ciclista que más puntos ha logrado para el equipo en este trienio- a la línea de salida de Utrecht. Una carrera donde el equipo debe sumar un gran botín de puntos para certificar de forma definitiva la permanencia.
Además, en estas dos últimas semanas con Dauphiné -con la victoria de etapa para Verona-, Suiza y los Campeonatos Nacionales, el equipo telefónico ha podido sumar lo suficiente para amortiguar la caída respecto a los equipos que marchan detrás. Una caída que en primavera ha supuesto perder la mitad de la ventaja que tenía. De hecho, en estas últimas competiciones incluso ha logrado cambiar la tendencia y ver ligeramente aumentado su colchón de puntos. No es para descuidarse, pero al menos han sido capaces de alejar un poco los fantasmas del descenso.
La única certeza es que, a día de hoy y antes de que el Tour de Francia eche a rodar, el Movistar Team no está fuera de peligro. Si el cuadro telefónico tiene el rendimiento previsto en tierras francesas, debería suponer un despegue respecto de sus más inmediatos perseguidores. De lo contrario, todavía quedan LaVuelta y Vuelta a Burgos, -carrera previa donde el equipo suele “rascar” muchos puntos- para arreglarlo, pero empezarán a sonar las alarmas. Hay todo un futuro en juego.
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