Bob Jungels resurge en el Tour tras dos años de desgracias

El ciclismo está poblado de historias de superación, desgracias y resurgimiento. Corredores que proyectaban una trayectoria de candidato a grandes vueltas, y se fueron encontrando a sí mismos por el camino. Bob Jungels es uno de esos ejemplos y, además, concentra todas las variables. Y es que el luxemburgués, que consiguió este domingo su primera victoria de etapa en el Tour, comenzó desde muy joven apuntando a las carreras de tres semanas. Nacido en 1992, logró llevar la maglia rosa del Giro durante varios días, tanto en 2016 como 2017. A una edad temprana, era sencillo pensar que con su evolución natural acabaría por dar el salto definitivo algún año. Pero se acabó confirmando que era otro tipo de ciclista. Ni mejor, ni peor. Simplemente diferente. Con una clase descomunal como rodador y contrarrelojista, bien dotado para la media montaña, y un clasicómano capaz de pelear las mejores pruebas de un día. Sin embargo, las carreras de tres semanas se le quedaban largas y se venía abajo en los días finales.

Tampoco ha estado nunca exento de los golpes y sinsabores de la carretera. Además, en un período muy corto de tiempo. En agosto de 2020 se anunciaba su fichaje por AG2R procedente del QuickStep. Desde entonces, todo fueron malas noticias. En otoño de aquel año fue atropellado por una ambulancia durante una etapa del Tour, en un rocambolesco episodio. En los primeros kilómetros, tiró a Sergio Higuita, dándole bruscamente en la rueda delantera y haciéndolo abandonar. En la misma etapa, una ambulancia golpeó a Jungels mientras lo rebasaba.

Después, ya en 2021 y con los colores del equipo francés, sufrió un traumatismo craneoencefálico por una caída en la Amstel Gold Race. Ya recuperado, antes del Tour de ese año, le fue diagnosticada una endofibrosis arterial de la que tuvo que ser operado. Todo en el espacio de ocho meses. En este 2022 el comienzo tampoco fue bueno, pero poco a poco ha ido volviendo a su nivel, ya convertido en cazador de etapas y olvidándose de la clasificación general.

60 kilómetros en solitario

La novena etapa de este Tour era propicia para sus condiciones al no tener puertos con grandes desniveles, y sí otros de una pendiente muy constante, Jungels entró en una fuga de 21 corredores que es, con diferencia, la de mayor nivel de lo que llevamos de Tour. Rigoberto Urán, Van Aert, Pinot… ciclistas de muchísima calidad que hicieron camino frente a un pelotón que no terminaba de fiarse y nunca les dio más de tres minutos. En el ascenso al Col de la Croix, el luxemburgués lanzó su apuesta. Sacrificó a su compañero Cosnefroy y arrancó a mitad de subida. Nadie fue capaz de responder. Se marcó una cabalgada de más de 60 kilómetros en solitario y logró una renta de dos minutos que luego Pinot rebajó hasta los 20 segundos. Ambos mantuvieron la persecución hasta que, ya en el último kilómetro, el francés se rendía y dejaba el camino libre para Jungels. Es, sin duda, la más importante de las 25 victorias de su palmarés, junto con la Lieja que ganó en 2018. Y, además, sabe mejor cuando se gana a lo grande, tras una galopada en solitario y después de resurgir como el Ave Fénix varias veces en los últimos dos años.

Castroviejo y Verona, protagonistas sin premio

Por fin, ayer hubo claro protagonismo de España en el Tour de Francia. Hasta cuatro corredores españoles se metieron en la escapada del día, de 21 unidades y de la que salió el ganador en Châtel. De ellos, los que más lejos llegaron fueron Carlos Verona y Jonathan Castroviejo, que se quedaron a las puertas del triunfo. Pese a que no salieron al ataque de Jungels en el Col de la Croix, poco a poco ambos fueron soltando rivales, sobre todo en la ascensión final a Morgins. Finalmente acabaron solos en persecución de Jungels y de Pinot, al que superaron en los metros finales. Castroviejo entró segundo en meta, mientras que Verona acabó en tercera posición. También entraron de inicio en la fuga Ion Izagirre y Luis León Sánchez, pero ninguno de los dos pudo estar presente en la fase definitiva de la etapa. A las puertas de los Alpes, los ciclistas españoles dan la talla en busca de un triunfo que corte la sequía. Ayer se quedaron muy cerca, pero la racha continúa.